BASĂLICA DE SAN PEDRO DEL VATICANO
plaza de san pedro, el vaticano



Bienvenido a la Basilica de San Pedro del Vaticano. En esta ciudad de iglesias excepcionales, ninguna puede competir con la de San Pedro, la basĂlica mĂĄs grande, rica y espectacular de Italia. La BasĂlica de San Pedro del Vaticano se levanta en medio de la Plaza de San Pedro, sobre la tumba del apĂłstol san Pedro, ubicada en una necrĂłpolis del siglo I.
La primera basĂlica vaticana fue construida por Constantino en el siglo IV, y estuvo en pie durante mĂĄs de 1.000 años. Pero, al igual que muchas iglesias medievales, acabĂł deteriorĂĄndose y no fue hasta mediados del siglo XV cuando se hicieron esfuerzos para restaurarla, primero por el Papa NicolĂĄs V y luego, con bastante mĂĄs Ă©xito, por Julio II. La BasĂlica de San Pedro en el Vaticano, oficialmente la BasĂlica Papal de San Pedro en el Vaticano, es una basĂlica catĂłlica en la Ciudad del Vaticano; el sĂmbolo del Estado Vaticano, rematado por la monumental Plaza de San Pedro.
Como capilla papal, situada junto al Palacio ApostĂłlico, la BasĂlica de San Pedro es la sede de las principales manifestaciones del culto catĂłlico y, por tanto, estĂĄ en funciĂłn solemne durante las principales celebraciones papales. Bajo el papa PĂo IX acogiĂł las sesiones del Concilio Vaticano I y bajo los papas Juan XXIII y Pablo VI las del Concilio Vaticano II.
Es la mayor de las cuatro basĂlicas papales de Roma, a menudo descrita como la mayor iglesia del mundo y el centro del catolicismo. Sin embargo, no es la iglesia catedral de la diĂłcesis romana, ya que este tĂtulo pertenece a la basĂlica de San Juan de LetrĂĄn, que tambiĂ©n es la primera en dignidad, al ser la Madre y Cabeza de todas las Iglesias de la Ciudad y del Mundo.
La BasĂlica de San Pedro es uno de los edificios mĂĄs grandes del mundo: 218 metros de longitud y 132,30 metros de altura hasta la cĂșpula, la superficie total es de unos 23 000 metros cuadrados y puede acoger a 60 000 fieles (segĂșn otras fuentes 20 000).
El edificio es totalmente transitable a lo largo de su perĂmetro, aunque estĂĄ conectado con los Palacios Vaticanos por un pasillo elevado a lo largo de la nave derecha y por la Scala Regia en el borde de la fachada de la Plaza de San Pedro; dos pasillos lo conectan con la SacristĂa adyacente. Si bien este aspecto delata la idea de una construcciĂłn aislada en el centro de una vasta plaza, como probablemente pretendĂa Miguel Ăngel Buonarroti, la presencia de pasillos elevados, que no interfieren en el perĂmetro de la basĂlica, tambiĂ©n permite captar la compleja articulaciĂłn del templo. El exterior de travertino se caracteriza por el uso de un orden gigante mĂĄs allĂĄ del cual se encuentra el ĂĄtico. Esta configuraciĂłn fue esencialmente obra de Michelangelo Buonarroti y se mantuvo tambiĂ©n en la carrocerĂa longitudinal añadida por Carlo Maderno.
A lo largo de las naves, en los 45 altares y en las 11 capillas que se abren en el interior de la basĂlica, hay varias obras maestras de inestimable valor histĂłrico y artĂstico, como varias obras de Gian Lorenzo Bernini y otras de la iglesia cristiana primitiva, como la estatua de bronce de San Pedro (n.Âș 89), atribuida a Arnolfo di Cambio.
Todos los arquitectos que participaron en la construcciĂłn de la BasĂlica de San Pedro del Vaticano
- de 1506 Bramante, con la colaboraciĂłn de Giuliano da Sangallo
- a partir de 1514 Rafael, con la colaboraciĂłn de Giuliano da Sangallo (a partir de 1515 sustituido por su sobrino Antonio da Sangallo el Joven) y FrĂ Giocondo hasta su muerte en 1515
- desde 1520 Antonio da Sangallo el Joven, con el colaborador Baldassarre Peruzzi hasta 1527
- desde 1546 Miguel Ăngel
- de 1564 Pirro Ligorio y Jacopo Barozzi da Vignola
- desde 1573 Giacomo Della Porta con Domenico Fontana
- desde 1603 Carlo Maderno
- desde 1629 Gian Lorenzo Bernini
La nueva Basilica de San Pedro del Vaticano
En 1506 se iniciĂł la construcciĂłn de una nueva basĂlica segĂșn el diseño de Bramante, basada en una planta de cruz griega, con cuatro brazos iguales y una enorme cĂșpula central. Pero a la muerte de Bramante, en 1514, la construcciĂłn se detuvo porque los arquitectos, entre ellos Rafael y Antonio da Sangallo, intentaron modificar sus planes originales. No se avanzĂł mucho y no fue hasta que Miguel Ăngel se hizo cargo de la obra en 1547, a la edad de 72 años, cuando la situaciĂłn cambiĂł. Miguel Ăngel simplificĂł los planes de Bramante y elaborĂł los diseños de lo que serĂa su mayor logro arquitectĂłnico, la cĂșpula.
Sin embargo, nunca viviĂł para verla construida, y fue Giacomo della Porta y Domenico Fontana quienes la terminaron en 1590. Las obras se prolongaron durante 160 años y en ellas trabajaron artistas de primer orden. La fachada de Maderno, la cĂșpula de San Pedro del Vaticano es obra de Miguel Ăngel, cupula a la cual se puede ascender con un ticket aparte de la entrada a los museos vaticanos, o la Plaza de San Pedro de Bernini que son Ășnicas en el mundo⊠pero la primera vez que uno penetra en el interior de la basĂlica recibe una impresiĂłn casi sobrecogedora.
Sus dimensiones eran tan gigantescas que la empresa parecĂa irrealizable, y estuvo a punto de sucumbir.



Fachada de la Basilica de San Pedro del Vaticano
Construida entre 1607 y 1614, la inmensa fachada de Carlo Maderno tiene unos 114,69 metros de ancho y 45,44 metros de alto. Ocho columnas gigante de 27 m de altura sostienen el ĂĄtico superior sobre el que se levantan 13 estatuas que representan a Cristo Redentor, San Juan Bautista y los 11 apĂłstoles. (Falta Judas Iscariote). El balcĂłn central es conocido como la Loggia della Benedizione, y es desde aquĂ donde el Papa imparte su bendiciĂłn Urbi et Orbi en Navidad y Pascua y que enmarcan las entradas y la Loggia delle Benedizioni, el lugar donde se anuncia a los fieles la elecciĂłn del nuevo Papa; debajo hay un altorrelieve de Ambrogio Buonvicino, titulado Consegna delle Chiavi (Entrega de las llaves), de alrededor de 1614. En el entablamento, bajo el frontĂłn central, se encuentra la inscripciĂłn
“IN HONOREM PRINCIPIS APOST PAVLVS V BVRGHESIVS ROMANVS PONT MAX AN MDCXII PONT VII”.
Latin
«In onore del principe degli apostoli; Paolo V Borghese Pontefice Massimo Romano anno 1612 settimo anno del pontificato»
Italiano
La fachada estĂĄ precedida por dos estatuas de San Pedro y San Pablo, esculpidas respectivamente por Giuseppe De Fabris y Adamo Tadolini en 1847 para sustituir a las anteriores realizadas por Paolo Taccone y Mino del Reame en 1461. En la parte superior hay estatuas, algunas de mĂĄs de 5,7 m de altura, de JesĂșs, Juan el Bautista y once de los doce apĂłstoles (falta San Pedro). A los lados del reloj hay dos relojes fabricados en 1785 por Giuseppe Valadier: el reloj de la izquierda, llamado Oltremontano, indica la hora real, basada en el huso horario, mientras que el reloj de la derecha, llamado Italiano, indica la hora solar itĂĄlica, que empieza a contar al atardecer y termina a las veinticuatro horas de la puesta del sol; otra diferencia es que el reloj de la izquierda tiene dos agujas clĂĄsicas de horas y minutos, mientras que el de la derecha tiene una sola.



Debajo del reloj de la izquierda se encuentra el campanario, que alberga las seis campanas: en el centro de la ventana estĂĄ la campana mayor realizada por Valadier en 1785, en los lados superiores las dos campanas menores; en el interior, detrĂĄs de la campana mayor, el “Campanoncino” de 1725 y detrĂĄs de ella la “Rota” del siglo XIII; sobre Ă©stas la “Predica” del siglo XIX.
La fachada fue restaurada con motivo del Jubileo del año 2000, y se le devolvieron los colores originalmente deseados por Maderno.
El pĂłrtico
Una vez atravesada la puerta central, se accede a un pĂłrtico que se extiende a todo lo ancho de la fachada y al que se abren las cinco entradas de la basĂlica.
El atrio estĂĄ flanqueado por dos estatuas ecuestres: Carlomagno, a la izquierda, de Agostino Cornacchini (1725, n.Âș 2) y, en el lado opuesto, Constantino, creado por Bernini en 1670 y que subraya la entrada a los Palacios Vaticanos por la Scala Regia (n.Âș 8). Unos estucos enriquecen toda la bĂłveda superior, diseñados por Martino Ferrabosco pero realizados por Ambrogio Buonvicino, a quien pertenecen tambiĂ©n las treinta y dos estatuas de papas colocadas a los lados de los lunetos.
En la pared sobre la entrada principal de la basĂlica se encuentra un importante fragmento del mosaico de la Navicella degli Apostoli, realizado por Giotto para la basĂlica original y colocado en su ubicaciĂłn actual sĂłlo en 1674 (n. 1).
Las Puertas
Para entrar en la basĂlica, hay cinco puertas tras la fachada principal.
La puerta del extremo izquierdo fue realizada por Giacomo ManzĂč en 1964, y es conocida como la Puerta de la Muerte (n. 3): fue encargada por Juan XXIII y toma este nombre porque de esta puerta parten los cortejos fĂșnebres de los PontĂfices. EstĂĄ estructurada en cuatro paneles; en el principal aparece la deposiciĂłn de Cristo y la asunciĂłn de MarĂa al cielo. En la segunda, se representan los sĂmbolos de la EucaristĂa: el pan y el vino, recordados simbĂłlicamente por los sarmientos y las espigas cortadas. En el tercer panel se recuerda el tema de la muerte. Representa el asesinato de Abel, la muerte de JosĂ©, el martirio de San Pedro, la muerte del propio Juan XXIII que no viviĂł para verla (en un rincĂłn se recuerda la encĂclica “Pacem in Terris”), la muerte en el exilio de Gregorio VII y seis animales en el acto de la muerte. En el interior de la basĂlica se encuentra la huella de la mano del escultor y un momento del Concilio Vaticano II, cuando el cardenal Rugambwa, el primer cardenal africano, rinde homenaje al Papa.



A continuaciĂłn, la Puerta del Bien y del Mal (n. 4), de Luciano Minguzzi, que trabajĂł en ella de 1970 a 1977.
La Puerta Central, o Puerta de Filarete (n. 5), fue encargada por el Papa Eugenio IV a Antonio Averulino, tambiĂ©n conocido como Filarete, y fue ejecutada entre 1439 y 1445 para el acceso a la basĂlica constantiniana. EstĂĄ formado por dos badajos de bronce y cada badajo estĂĄ dividido en tres paneles superpuestos. Los paneles superiores representan a Cristo en el trono, a la izquierda, y a la Virgen en el trono, a la derecha; los paneles centrales muestran a San Pedro y San Pablo, el primero entregando las llaves al Papa Eugenio IV, el segundo sosteniendo una espada y un jarrĂłn de flores. Los paneles inferiores representan el martirio de los dos santos. A la izquierda, la decapitaciĂłn de San Pablo; a la derecha, la crucifixiĂłn invertida de San Pedro. Los paneles estĂĄn enmarcados por espirales animadas con perfiles de emperadores y en el hueco entre ellos hay frisos con episodios del pontificado de Eugenio IV. En el interior se encuentra la inusual firma del artista. Ha representado a sus alumnos siguiendo a una mula que Ă©l mismo monta.
A la derecha de la anterior se encuentra la Puerta de los Sacramentos (nÂș 6) realizada por Venanzo Crocetti e inaugurada por el Papa Pablo VI el 12 de septiembre de 1965. En la puerta estĂĄ representado un ĂĄngel que anuncia los siete sacramentos.
La puerta mĂĄs a la derecha es la Puerta Santa (nÂș 7) realizada por Vico Consorti, fundida en bronce por la Fonderia Artistica Ferdinando Marinelli en 1950 y donada al Papa PĂo XII. En los diecisĂ©is paneles que componen la puerta, se puede ver al propio PĂo XII y la bula de Bonifacio VIII que proclamĂł el primer Jubileo en 1300. Arriba hay algunas inscripciones: PAVLVS V PONT MAX ANNO XIII, mientras que en el que estĂĄ justo encima de la puerta se lee GREGORIVS XIII PONT MAX. Entre estas dos inscripciones hay unas losas que conmemoran las recientes inauguraciones.



IOANNES PAVLVS II P.M.
ITERVM PORTAM SANCTAM
APERVIT ET CLAVSIT
ANNO MAGNI IVBILAEI
AB INCARNATIONE DOMINI
MM – MMI
FRANCISCVS PP.
PORTAM SANCTAM
AĂO DE DIGNO IVB. MM – MMI
A IOANNE PAVLO PP. II
RESERATAM Y CLAVSAM
APERVIT ET CLAVSIT
AĂO IVB. MISERICORDIAE
MMXV – MMXVI
Juan Pablo II, PontĂfice MĂĄximo, abriĂł y cerrĂł la Puerta Santa, en el Año del Gran Jubileo de la EncarnaciĂłn del Señor 2000 – 2001 Francisco, Papa, la Puerta Santa, abierta y cerrada por Juan Pablo II, en el Año del Gran Jubileo 2000 -2001, abierta y cerrada de nuevo en el Año del Jubileo de la Misericordia, 2015 – 2016
La nave principal
CĂșpula de la Basilica de San Pedro del Vaticano, Roma
Basada en el diseño de Brunelleschi para el Duomo de Florencia, la imponente cĂșpula se apoya en cuatro pilares de piedra que llevan el nombre de los santos cuyas estatuas adornan los nichos diseñados por Bernini: Longinos, Helena, VerĂłnica y AndrĂ©s. Con la cĂșpula ya construida, Carlo Maderno heredĂł el proyecto en 1605. Diseñó la fachada monumental y alargĂł la nave hacia la plaza.
Con mĂĄs de 133 metros de altura, un diĂĄmetro interior de 41,50 metros (ligeramente inferior, sin embargo, al del PanteĂłn de Roma), un diĂĄmetro exterior mĂĄximo de 58,90 metros y 551 escalones desde la base de la obra hasta la linterna, la cĂșpula es el emblema de la propia basĂlica y uno de los sĂmbolos de toda la ciudad de Roma.
Se apoya en un alto tambor (construido bajo la direcciĂłn de Miguel Ăngel), definido en el exterior por una teorĂa de columnas acopladas y abierto por diecisĂ©is ventanas rectangulares, separadas por el mismo nĂșmero de nervios. Cuatro inmensos pilares, con un perĂmetro de 71 metros, sostienen toda la estructura, cuyo peso se estima en 14.000 toneladas.



Attila TerbĂłcs – Made by Pasztilla
Como ya se ha dicho, la cĂșpula fue construida en sĂłlo dos años por Giacomo Della Porta, siguiendo los dibujos de Miguel Ăngel, que podrĂa haber previsto una cĂșpula perfectamente esfĂ©rica, al menos segĂșn los grabados de Stefano DupĂ©rac publicados poco despuĂ©s de la muerte del artista. La maqueta de madera de la cĂșpula, conservada en el interior de la basĂlica, tampoco ayuda a revelar las verdaderas intenciones de Miguel Ăngel. El modelo fue realizado entre 1558 y 1561, cuando ya se habĂan iniciado las obras del tambor, pero fue modificado posteriormente y presenta algunas diferencias sustanciales en el diseño de la cĂșpula y otros detalles ornamentales. AdemĂĄs, Miguel Ăngel se habĂa reservado el derecho de introducir cambios en la estructura de toda la basĂlica, de la que no se ha conservado ningĂșn proyecto definitivo, por lo que la presencia de un modelo no debĂa considerarse estrictamente vinculante para la realizaciĂłn de la obra. AsĂ lo demuestran, por ejemplo, los tĂmpanos de las diecisĂ©is ventanas que marcan el perĂmetro del tambor: en el modelo son todos de forma triangular, mientras que en la cĂșpula real alternan formas curvas y triangulares.
En cualquier caso, la configuraciĂłn actual de la cĂșpula se debe a Della Porta, quien, entre 1588 y 1593, la construyĂł con un arco elevado, unos 7 metros mĂĄs alto que el de Miguel Ăngel, y rodeĂł la base con cadenas de hierro para evitar la inestabilidad estructural. Sin embargo, con el paso de los siglos, debido a la apariciĂłn de peligrosas grietas, sobre todo en el tambor, fue necesario realizar nuevos trabajos de consolidaciĂłn, a cargo del ingeniero Giovanni Poleni, con la inserciĂłn de otras cadenas en la estructura del tambor y la cĂșpula.
Desde el punto de vista estructural, la cĂșpula estĂĄ formada por dos casquetes superpuestos, como ya habĂa hecho Brunelleschi en Florencia: el casquete interior, mĂĄs grueso, es el que soporta las cargas, mientras que el exterior, cubierto con placas de plomo y expuesto a la intemperie, protege al primero. Ochocientos hombres trabajaron para completar la cĂșpula, que se cerrĂł en 1593 con la altĂsima linterna de columnas gemelas.
SegĂșn el grabado de DupĂ©rac, otras cuatro cĂșpulas menores, puramente ornamentales, deberĂan haberse levantado alrededor de la mayor para realzar su centralidad, pero sĂłlo se completaron las que estĂĄn sobre las capillas gregoriana y clementina.
La decoraciĂłn interior fue realizada con la tĂ©cnica del mosaico, como la mayorĂa de las representaciones de la basĂlica: ejecutada por el mencionado Cavalier d’Arpino y Giovanni De Vecchi a instancias del papa Clemente VIII, presenta escenas de Cristo, los apĂłstoles y bustos de papas y santos. La escalera que lleva a la cima de la cĂșpula tiene un peculiar diseño de tablas en relieve y estĂĄ hecha de terracota ferentina.
Desde la entrada de la cĂșpula, a la derecha del pĂłrtico principal de la basĂlica, se pueden subir a pie los 551 escalones hasta la cima o tomar un pequeño ascensor hasta la mitad y luego seguir a pie los Ășltimos 320 escalones. En cualquier caso, es una subida larga y empinada. Pero si llega a la cima, se verĂĄ recompensado con unas impresionantes vistas de la azotea.



Interior de San Pedro del Vaticano
Tiene un interior abrumador, que contiene muchas obras de arte espectaculares, entre ellas tres de las obras maestras mĂĄs cĂ©lebres de Italia: La Piedad de Miguel Ăngel, que estĂĄ protegida por vidrio a prueba de balas desde el ataque dañino en 1972. En el pasillo central se encuentra la estatua de bronce de San Pedro de Arnolfo da Cambio, su pie desgastado por el flujo constante de besos de peregrinos.
El inmenso interior, de 186,36 metros de longitud (en la inscripciĂłn de la entrada se lee 837 P.R., que significa palmas romanas), estĂĄ dividido en tres naves mediante robustos pilares en los que se abren grandes arcos de medio punto de 23 metros de altura y 13 de anchura. La superficie del suelo es de 15.160 metros cuadrados. La nave, desde la contrafachada hasta el primer arco del crucero, tiene 90 metros de largo, 26 metros de ancho y unos 45 metros de alto, y cubre por sĂ sola una superficie de casi 2.500 metros cuadrados. EstĂĄ cubierta por una gran bĂłveda de cañón y culmina, mĂĄs allĂĄ de la cĂșpula y detrĂĄs del colosal Baldaquino de Bernini sobre el altar papal en la monumental CĂĄtedral.
Orgullosamente descansando sobre el altar papal estĂĄ el Trono de San Pedro de Bernini. El cavernoso interior, de 187 metros de longitud, ocupa mĂĄs de 15.000 metros cuadrados y contiene muchas obras maestras del arte, entre ellas la inquietantemente bella Piedad de Miguel Ăngel en la cabecera de la nave derecha. Esculpida cuando sĂłlo tenĂa 25 años, es la Ășnica obra que el artista firmĂł: su firma estĂĄ grabada en la faja que atraviesa el pecho de la Virgen.
Cerca, un disco rojo en el suelo marca el lugar donde Carlomagno y los posteriores emperadores del Sacro Imperio Romano GermĂĄnico fueron coronados por el Papa. El famoso baldaquino de Bernini domina el centro de la basĂlica. Apoyado en cuatro columnas en espiral y realizado con bronce tomado del PanteĂłn, se alza sobre el altar mayor, que a su vez se asienta en el lugar de la tumba de San Pedro. El Papa es el Ășnico sacerdote autorizado a servir en el altar.
El diseño del suelo de mĂĄrmol es especialmente refinado, con elementos de la basĂlica anterior, como el disco de pĂłrfido rojo egipcio sobre el que se arrodillĂł Carlomagno el dĂa de su coronaciĂłn (la llamada Rota Porphyretica). El suelo de mĂĄrmol sustituye al anterior de ladrillo (este Ășltimo estaba presente inicialmente sĂłlo en el cuerpo añadido por Maderno) y fue realizado por Gian Lorenzo Bernini para el Jubileo de 1650, junto con las decoraciones de la nave. Diez mil metros cuadrados de mosaicos cubren las superficies interiores y son obra de numerosos artistas que trabajaron principalmente entre los siglos XVII y XVIII, como Pietro da Cortona, Giovanni De Vecchi, Cavalier d’Arpino y Francesco Trevisani.
Arriba, la cĂșpula de Miguel Ăngel se eleva hasta una altura de 119 metros. En la base del Muelle de San Longino se encuentra la muy querida estatua de bronce de San Pedro, del siglo XIII, cuyo pie derecho estĂĄ desgastado por siglos de caricias.
Hasta la intersecciĂłn con el crucero, en los nichos de los pilares a la derecha de la entrada, estĂĄn las estatuas de: Santa Teresa de JesĂșs (1754), Santa Magdalena SofĂa Barat (1934), San Vicente de PaĂșl (de Pietro Bracci, 1754), San Juan Eudes (1932), San Felipe Neri (de Juan Bautista Maino, 1737), San Juan Bautista de La Salle (1904), la antigua estatua de bronce de San Pedro (Arnolfo di Cambio) y San Juan Bosco (1936). En los pilares de la izquierda: San Pedro de AlcĂĄntara (1713), Santa LucĂa Filippini (1949), San Camilo de Lellis (1753), San Luis MarĂa Grignion de Montfort (1948), San Ignacio de Loyola (1733, de Camillo Rusconi), San Antonio MarĂa Zaccaria (1909), San Francisco de Paula (de Giovanni Battista Maino, 1732) y San Pedro Fourier (1899).
Las pilas, de casi dos metros de altura, fueron realizadas entre 1722 y 1725 segĂșn un diseño de Agostino Cornacchini. Se trata de dos jofainas en amarillo de Siena, de Giuseppe Lironi, y de dos parejas de putti de Francesco Moderati y Giovanni Battista de Rossi.



La nave de la derecha
En la primera capilla de la derecha (nÂș 9) se encuentra la famosa Piedad de Miguel Ăngel, una obra de juventud del maestro (1499) que llama la atenciĂłn por la armonĂa y la blancura de sus superficies; la escultura estĂĄ protegida por una vitrina despuĂ©s de que fuera dañada en 1972, cuando un loco la atacĂł, golpeĂĄndola en varios lugares con un martillo.



Tras el monumento a LeĂłn XII (1835-36) y el monumento a Cristina de Suecia del siglo XVII, obra de Giuseppe Fabris y Carlo Fontana respectivamente (n.Âș 10, 11), llegamos a la capilla de San SebastiĂĄn (n.Âș 13), donde hay un monumento a la Virgen MarĂa. La capilla, cubierta por una bĂłveda decorada con mosaicos de Pietro da Cortona, alberga tambiĂ©n los monumentos realizados durante el siglo XX para PĂo XI y PĂo XII (nĂșmeros 12, 14). En el altar de la capilla se encuentra la tumba de San Juan Pablo II, colocada allĂ despuĂ©s de la exposiciĂłn con motivo de su beatificaciĂłn.
Siguiendo adelante, encontramos los monumentos a Inocencio XII (de Filippo della Valle, 1746, n.Âș 15) y a Matilde di Canossa (de Gian Lorenzo Bernini, 1633-37, n.Âș 16), que preceden a la entrada de la capilla del SantĂsimo Sacramento (n.Âș 17), protegida por una puerta diseñada por Francesco Borromini. La capilla fue diseñada por Carlo Maderno para conectar la basĂlica de Miguel Ăngel con el cuerpo longitudinal del siglo XVII. En su interior se encuentra el tabernĂĄculo del SantĂsimo Sacramento, realizado en bronce dorado por Gian Lorenzo Bernini en 1674, tomando como modelo el pequeño templo de San Pietro in Montorio de Bramante. El retablo, que representa a la Trinidad, es obra de Pietro da Cortona. En el exterior, la capilla tiene un techo mĂĄs bajo que el cuerpo de la basĂlica y estĂĄ cerrada por un ĂĄtico alto, para ocultar la diferencia de altura del techo cuando se ve desde abajo. En la capilla del SantĂsimo Sacramento tenĂa lugar el ritual del “besapiĂ©s” del cuerpo del papa fallecido, es decir, la exposiciĂłn de los restos mortales de los papas difuntos a los fieles antes del funeral. Esta prĂĄctica fue interrumpida por PĂo XII, para quien la exposiciĂłn tuvo lugar en la nave central.
Dos monumentos, respectivamente a Gregorio XIII (Camillo Rusconi, 1723, nÂș 18) y a Gregorio XIV (nÂș 19), cierran la nave derecha antes del deambulatorio que rodea la cĂșpula.
El pasillo de la izquierda
La nave se abre con la Capilla del Bautismo (n. 71), diseñada por Carlo Fontana y decorada con mosaicos de Baciccio, completados posteriormente por Francesco Trevisani; el mosaico que domina detrĂĄs del altar fue compuesto a imitaciĂłn de una pintura de Carlo Maratta, que ahora se encuentra en la basĂlica de Santa Maria degli Angeli e dei Martiri. En el centro se encuentra la tapa del sarcĂłfago del emperador Adriano, realizada en pĂłrfido rojo y transformada en pila bautismal en 1698 por Carlo Fontana.



Jebulon Photo
Inmediatamente despuĂ©s se encuentra la tumba de Maria Clementina Sobieska (Pietro Bracci, 1742, n. 70) y luego el Monumento a Stuart (Antonio Canova, 1829, n. 69). En la adyacente capilla de la PresentaciĂłn (nÂș 67) se encuentra el cuerpo de PĂo X, mientras que a lo largo de las paredes hay monumentos a Juan XXIII y Benedicto XV, realizados durante el siglo XX (nÂș 66 y 68 respectivamente).
En el espacio delimitado por el pilar de la nave se encuentran el monumento a PĂo X (1923, n.Âș 65) y la tumba de Inocencio VIII (n.Âș 64), realizada por Antonio Pollaiolo (siglo XV).
Otra puerta de Borromini delimita la Capilla del Coro (n. 63), reflejando la Capilla del SantĂsimo Sacramento, de la que tambiĂ©n toma su configuraciĂłn externa. En el Ășltimo pilar antes del deambulatorio se encuentran los monumentos a LeĂłn XI (Alessandro Algardi, 1644, n. 61) y al Papa Inocencio XI (n. 60).
El deambulatorio
El deambulatorio, el espacio que rodea a los cuatro pilares que sostienen la cĂșpula, nos introduce en el corazĂłn de la basĂlica tal y como la concibiĂł Miguel Ăngel Buonarroti. En el pilar correspondiente a la nave derecha se encuentra el altar de San JerĂłnimo (n. 20), con la tumba del Papa Juan XXIII colocada en la base de un gran mosaico que reproduce una pintura de Domenichino.
La capilla situada entre la capilla del SantĂsimo y el crucero es la capilla gregoriana (nÂș 21). EstĂĄ cerrado por una cĂșpula situada dentro del muro cortina de la basĂlica, pero en el exterior estĂĄ coronado por una de las dos cĂșpulas ornamentales que rodean a la principal. AquĂ se encuentra la tumba de Gregorio XVI (Luigi Amici, 1848-57, nÂș 22). El muro norte estĂĄ delimitado por el altar de Nuestra Señora del Socorro (nĂșm. 23), junto al cual se encuentran la tumba de Benedicto XIV (nĂșm. 25) y el altar de San Basilio (nĂșm. 24), embellecido con un mosaico del siglo XVIII.
MĂĄs allĂĄ del crucero se encuentra el monumento a Clemente XIII (Antonio Canova, 1787-92, nÂș 31), delante del cual estĂĄ el altar de la Navicella (nÂș 32). Luego estĂĄn los altares de San Miguel ArcĂĄngel (33), Santa Petronilla (34) y San Pedro criando a Tabita (36); el muro oeste alberga el monumento a Clemente X, una obra de finales del siglo XVII de Mattia de Rossi (35).
En el lado sur del deambulatorio se encuentra una reproducciĂłn en mosaico de la famosa TransfiguraciĂłn de Rafael Sanzio, colocada en el pilar del final de la nave izquierda (n. 59). La capilla adyacente, similar a la gregoriana, se llama Clementina (58), y en ella reposan los restos de Gregorio Magno (56) y PĂo VII (57, obra de Bertel Thorvaldsen, 1831, el Ășnico artista no catĂłlico que ha trabajado para la basĂlica). Frente al monumento a PĂo VIII (Pietro Tenerani, 1866, n. 54) se encuentra el Altar de las Mentiras (n. 55), todavĂa adornado con un mosaico del siglo XVIII; desde aquĂ, un pasillo conduce a la gran SacristĂa de la BasĂlica Vaticana, situada fuera de la propia iglesia.



Gunnar Bach Pedersen – Fotografia autoprodotta
Desde aquĂ, un pasillo conduce a la gran SacristĂa de la basĂlica vaticana, situada en el exterior de la propia iglesia. Tras el transepto sur, se puede ver el monumento al papa Alejandro VII, una notable obra de Gian Lorenzo Bernini (n. 47), en la que el papa aparece absorto en la oraciĂłn, con la muerte, representada por un esqueleto que sostiene un reloj de arena, precediendo a una puerta, el pasaje simbĂłlico a la otra vida.
A continuaciĂłn se encuentra el altar del Sagrado CorazĂłn de JesĂșs (nÂș 48, con su mosaico que data de los años 30) y luego la Capilla de la Virgen de la Columna (nÂș 44), con el altar del mismo nombre y el altar dedicado a San LeĂłn Magno (nÂș 45), con un grandioso retablo del mismo nombre. El deambulatorio se cierra con el altar del siglo XVIII de San Pedro curando a un paralĂtico (n. 43) y el monumento al Papa Alejandro VIII (n. 42).



Alessandro Algardi – Monument to en:Pope Leo XI (1634-1644). San Pietro in Vaticano, Roma.
El crucero
El transepto norte, hacia los Palacios Vaticanos, se construyĂł segĂșn un proyecto de Miguel Ăngel Buonarroti, que eliminĂł el deambulatorio previsto por sus predecesores, tapiando los accesos al pasillo exterior, que no se realizĂł, y creando unos nichos coronados por grandes ventanas rectangulares. Los nichos contienen tres altares, dedicados a San Wenceslao (n. 27), San Erasmo (n. 29) y, en el centro, a San Processo y San Martiniano (n. 28).
El transepto sur, similar al anterior, se caracteriza por los altares dedicados a San JosĂ© (centro, nÂș 51), la crucifixiĂłn de Pedro (nÂș 52) y Santo TomĂĄs (nÂș 50).
A lo largo del crucero, en los nichos de los pilares, hay estatuas de santos; en el crucero derecho: San Bonfiglio Monaldi (1906), San Giuseppe Calasanzio (1755), San Paolo della Croce (1876) y San Bruno (1744); en el crucero izquierdo: San Guglielmo da Vercelli (1878), San Norberto (1767), Santa Angela Merici (1866) y Santa Giuliana Falconieri (1740).
El altar papal
El espacio bajo la cĂșpula estĂĄ marcado por el monumental Baldacchino di San Pietro (dosel de San Pedro) (n. 82), diseñado por el genio de Gian Lorenzo Bernini y erigido entre 1624 y 1633. Realizada en bronce tomado del PanteĂłn, tiene casi 30 metros de altura y se apoya en cuatro columnas retorcidas a imitaciĂłn del Templo de SalomĂłn y del copĂłn de la antigua basĂlica constantiniana, cuyas columnas habĂan sido recuperadas e insertadas como adornos en los pilares de la cĂșpula de Miguel Ăngel. En el centro, a la sombra del Baldaquino, envuelto por el inmenso espacio de la cĂșpula, se levanta el Altar Papal, conocido como el Altar de Clemente VIII (que lo consagrĂł en 1594), situado en la lĂnea vertical exacta de la Tumba de San Pedro.
A lo largo de los cuatro inmensos pilares que rodean la cĂșpula se encuentran las esculturas encargadas por Urbano VIII: se trata de San Longino (nÂș 88) de Gian Lorenzo Bernini (1639), Santa Elena (nÂș 84) realizada por Andrea Bolgi en 1646, Santa VerĂłnica (nÂș 80) de Francesco Mochi (1632) y, por Ășltimo, San AndrĂ©s (nÂș 76) de François Duquesnoy (1640).






El Coro
La estructura del coro es similar a la del transepto y estĂĄ dominada, en el centro del muro que cierra la basĂlica, por la CĂĄtedra de San Pedro (n. 39), relicario monumental de Gian Lorenzo Bernini que contiene la cĂĄtedra paleocristiana, sostenida por las estatuas de los cuatro Padres de la Iglesia e iluminada por la deslumbrante apariciĂłn de la paloma.
A la izquierda de la catedral se encuentra el monumento a Pablo III, realizado por Guglielmo Della Porta (n. 40). A la derecha se encuentra el Sepulcro de Urbano VIII (n. 38), también obra de Bernini, que trabajó en él a partir de 1627. El conjunto estå dominado por la estatua del Papa en acto de bendición, con las figuras alegóricas de la Caridad y la Justicia a ambos lados del sarcófago. En el centro, un esqueleto escribe el epitafio.
En los pilares hay estatuas de Santo Domingo (1706), San Francisco Caracciolo (1834), San Francisco de AsĂs (1727) y San Alfonso MarĂa de Ligorio (1839).
Los salones octogonales y los niveles superiores
En el espacio entre las bĂłvedas de las naves menores y el techo hay una serie de vastas salas. Las situadas en el lado vertical del nĂșcleo del siglo XVI tienen planta octogonal y gravitan sobre los arcos que separan la girola de la nave principal. Se les conoce como el octĂłgono de San AndrĂ©s, el octĂłgono de SimĂłn Mago (actual altar del Sagrado CorazĂłn), el octĂłgono del tullido, el octĂłgono de la Navicella, el octĂłgono de San Basilio, el octĂłgono de San JerĂłnimo, el octĂłgono de San SebastiĂĄn y el octĂłgono de la TransfiguraciĂłn. Fueron construidos bajo la direcciĂłn de Antonio da Sangallo el Joven, pero un dibujo de la GalerĂa de los Uffizi de Florencia sugiere la presencia del arquitecto Guidetto Guidetti en el lugar.
El octĂłgono de SimĂłn Mago, que se abre al borde de la cĂșpula de la Madonna della Colonna, en el lado suroeste de la basĂlica, alberga los archivos histĂłricos de la FĂĄbrica de San Pedro. Las otras salas contienen numerosas maquetas de los proyectos realizados para la basĂlica: podemos citar la famosa maqueta de madera para la terminaciĂłn del templo vaticano construida por Sangallo a escala 1:30, la de la cĂșpula de Miguel Ăngel, la de la sacristĂa diseñada por Filippo Juvarra y la a escala 1:10 del imponente Ăłrgano, nunca construido, diseñado por Aristide CavaillĂ©-Coll.
A lo largo del cuerpo longitudinal de la basĂlica hay algunas salas de planta rectangular. Las situadas a lo largo del lado sur se denominan una “Stanza degli Architetti” (Sala de los Arquitectos) y la otra “Stanza dei Vetri” (Sala de los Vidrios); ocupan un volumen de mĂĄs de mil metros cĂșbicos y su altura original variaba de 11,50 a 15,50 metros respectivamente. En ellas trabajaron Vanvitelli y sus colaboradores, que debĂan decidir sobre la restauraciĂłn de la cĂșpula de Miguel Ăngel. Las dos salas fueron restauradas a finales de los años ochenta, con la construcciĂłn de techos intermedios de hierro; esto permitiĂł aumentar el espacio disponible (de 135 a mĂĄs de 400 metros cuadrados), con el fin de satisfacer las crecientes necesidades de la Fabbrica di San Pietro. La sacristĂa fue utilizada como sala de trabajo por Vanvitelli y sus colaboradores, que debĂan decidir sobre la restauraciĂłn de la cĂșpula de Miguel Ăngel.
La sacristĂa
Originalmente, la sacristĂa se encontraba en la Rotonda di Sant’Andrea (o iglesia de Santa Maria della Febbre), un edificio de planta central en el lado sur de la basĂlica; habĂa sido construido como mausoleo funerario de la Ă©poca imperial y sobreviviĂł hasta la segunda mitad del siglo XVIII.
Tras varios intentos fallidos, hacia 1715 se convocĂł el concurso para la construcciĂłn de la nueva sacristĂa y el diseño de Filippo Juvara, que presentĂł una maqueta de madera que hoy se conserva en los almacenes de la basĂlica, destacĂł entre los distintos participantes. Sin embargo, el elevado coste de la obra impidiĂł su realizaciĂłn.
No fue hasta 1776 cuando el Papa PĂo VI encargĂł a Carlo Marchionni el diseño del actual edificio, que se terminĂł en 1784. La sacristĂa diseñada por Marchionni es una de las piezas mĂĄs importantes de la arquitectura romana de finales del siglo XVIII, pero no es especialmente innovadora, ya que intenta armonizar con el estilo de la basĂlica. En el momento de su construcciĂłn, fue criticada incluso por el erudito Francesco Milizia (1725-1798), que se vio obligado a abandonar la ciudad por este motivo.
Es un edificio situado fuera de la basĂlica, a la izquierda de la misma; dos pasillos sostenidos por arcos escarzanos lo conectan con la nave de San Pedro, en correspondencia con la tumba de PĂo VIII y la capilla del coro. La sala octogonal de la SacristĂa ComĂșn, cubierta por una gran cĂșpula y flanqueada por las sacristĂas de los CanĂłnigos y de los Benefactores, la Sala Capitular y las salas del Tesoro de San Pedro, donde se guardan numerosos objetos sagrados, se abre en el interior de este complejo volumen, que en planta y en alzado parece la agregaciĂłn de varios edificios. En la sacristĂa de los Beneficiati se encontraba el TabernĂĄculo del Sacramento de Donatello y Michelozzo (1432-1433), actualmente expuesto en el adyacente Museo del Tesoro.



Las dimensiones de la basĂlica de San Pedro
La BasĂlica de San Pedro es la mayor iglesia catĂłlica. En el suelo de la nave, moviĂ©ndose desde la entrada hacia el ĂĄbside, pueden verse estrellas doradas insertadas en el mĂĄrmol: indican la longitud total (medida desde el ĂĄbside de San Pedro) de varias grandes iglesias repartidas por el mundo.
Aparentemente, la supremacĂa sĂłlo le fue arrebatada en 1989 por la basĂlica de Nuestra Señora de la Paz de Yamusukro, en Costa de Marfil, un edificio inspirado Ășnicamente en las formas de la basĂlica romana y definido propagandĂsticamente como la “basĂlica mĂĄs grande del mundo”: en realidad sĂłlo es la “basĂlica mĂĄs alta del mundo” (158 m), mientras que el edificio es considerablemente mĂĄs pequeño que San Pedro.
- Longitud exterior mĂĄxima: 218 m
- Longitud interior: 186,36 m
- Longitud del atrio: 71 m
- Altura de las bĂłvedas: unos 45 m
- Altura de la cĂșpula: 133,30 m (136,57 m segĂșn algunas fuentes)
- Altura de la marquesina: 28 m
- Altura de la fachada: 45,44 m (48 m con estatuas)
- Altura del atrio: 19 m
- Anchura de la nave: 26 m
- Anchura del tambor de la cĂșpula: 41,50 m
- Anchura de la fachada: 114,69 m
- Superficie del edificio: 23.000 mÂČ (de los cuales 15.160 mÂČ son transitables)
- NĂșmero de escalones para la subida de la cĂșpula: 537.
PUNTOS DE INTERĂS DE LA BASĂLICA DE SAN PEDRO DEL VATICANO
AquĂ tienes un esquema de la planta de la Basilica Vaticana con los principales puntos de interĂ©s en el interior de la basĂlica, señaladas con colores segĂșn su relevancia. Por orden de importancia, a nuestro criterio: rojo, azul, verde y gris.



- Estatua ecuestre de Constantino* (Bernini)
- Puertas de bronce** (Filarete, s. XV). Estaban ya en la antigua basĂlica
- La Piedad***. Una absoluta obra maestra, realizada por Miguel Ăngel con 23-25 años.La siguiente capilla (la segunda) contiene la tumba de Juan Pablo II.
- Disco de pórfido donde se arrodilló Carlomagno (año 800) al ser coronado emperador
- Longitud de las principales iglesias del mundo, señalada en el pavimento. La de San Pedro, con 186 m., es la mayor
- Estatua de bronce de San Pedro***, conocida como El Pescador. De origen incierto, probablemente obra de Arnolfo di Cambio (s. XIII).
- Baldaquino de bronce*** (Bernini)
- Tumba de San Pedro***
- Interior de la cĂșpula***. EstĂĄ decorada con mosaicos, como toda la basĂlica, aunque parezcan frescos.
- Pilares de las reliquias: Longinos* (Bernini), con la lanza; San Andrés con la cruz en aspa; Santa Elena con la cruz y La Verónica con el velo en las manos
- Monumento de Clemente XIII*** (CĂĄnova). La zona suele estar cerrada y sĂłlo se ve de lejos
- La CĂĄtedra de San Pedro***
- Monumento de Pablo III Farnese*** (Guglielmo della Porta, discĂpulo de Miguel Ăngel). Es uno de los mejores monumentos de la basĂlica. Habitualmente sĂłlo se puede contemplar de lejos
- Monumento de Urbano VIII*** (Bernini). Rivaliza en calidad con el de Pablo III
- Monumento de Alejandro VII* (Bernini, siendo ya anciano)
- Entrada al Museo del Tesoro
- Monumento de Inocencio VIII** (Pollaiolo, s. XV). Un monumento extraordinario. Por desgracia, estĂĄ muy elevado y no se aprecia bien.
La BasĂlica de San Pedro como modelo para otras Iglesias
Las formas de la BasĂlica de San Pedro, y en particular la de su cĂșpula, han influido mucho en la arquitectura de las iglesias cristianas occidentales. Por ejemplo, el modelo de San Pedro fue tomado en la cĂșpula de la basĂlica romana de Sant’Andrea della Valle ya en el siglo XVII. Se cree que de San Pedro, asĂ como de la cĂșpula de Santa Maria della Salute en Venecia, tambiĂ©n derivan las cĂșpulas con cĂșpulas separadas que se encuentran en la catedral de San Pablo en Londres (1675) y en el PanteĂłn. La catedral de San Pablo de Londres (1675) y el PanteĂłn de ParĂs (de Jacques-Germain Soufflot) como dos de los mejores ejemplos, y, aunque construida de forma tĂ©cnicamente diferente, la cĂșpula de los InvĂĄlidos de ParĂs (1680-1691).
El renacimiento de la arquitectura, que caracterizĂł el periodo entre finales del siglo XIX y principios del XX, llevĂł a la construcciĂłn de un gran nĂșmero de iglesias inspiradas, en mayor o menor medida, en la basĂlica petrina, entre ellas la iglesia de Santa MarĂa de los Ăngeles de Chicago (de 1899), la BasĂlica de San JosĂ© en Milwaukee (1901), la Iglesia del Inmaculado CorazĂłn de MarĂa en Pittsburgh (1904), la BasĂlica de Oudenbosch (1865-1892) y la Catedral de MarĂa Reina del Mundo en Montreal (1875-1894), que reproduce muchos aspectos de San Pedro a menor escala. La segunda mitad del siglo XX vio adaptaciones libres de San Pedro en la BasĂlica de Nuestra Señora de LicheĆ, la BasĂlica de Nuestra Señora de la Paz en Yamusukro y la BasĂlica de la Madre Coronada del Buen Consejo en NĂĄpoles.
ConstrucciĂłn de la Basilica de San Pedro en el Vaticano
La basĂlica del Vaticano como te dije al inicio de este articulo, se encuentra sobre la tumba de San Pedro, donde fue enterrado entre el 64 y el 67 d. C.
La iglesia original fue encargada por el emperador Constantino y construida hacia el año 349, hasta que los Papas del Renacimiento la derribaron para poder levantar la que hoy contemplamos que fue consagrada en 1626 tras largos años de construcción.
La construcciĂłn de la actual BasĂlica de San Pedro se iniciĂł el 18 de abril de 1506 bajo el papa Julio II y se terminĂł en 1626, durante el pontificado del papa Urbano VIII, mientras que el arreglo de la plaza frente a ella no se terminĂł hasta 1667. Los dibujos originales de la basĂlica fueron encontrados en 1866 por el historiador de arte austriaco Heinrich von GeymĂŒller.
Sin embargo, se trata de una reconstrucciĂłn, ya que en el mismo lugar, antes de la basĂlica actual, se encontraba otra basĂlica del siglo IV, construida por el emperador romano Constantino I en el lugar del circo de NerĂłn y una necrĂłpolis contigua donde, segĂșn la tradiciĂłn, San Pedro, el primero de los apĂłstoles de JesĂșs, fue enterrado tras su crucifixiĂłn. Hoy sĂłlo es posible imaginar la grandeza de este edificio, inmortalizada sĂłlo en algunas representaciones artĂsticas: la estructura, enriquecida a lo largo de los siglos con preciosas obras de arte, estaba dividida en cinco naves con techo de madera y era similar a la de la basĂlica de San Pablo Extramuros, tenĂa 120 altares, 27 de los cuales estaban dedicados a la Virgen MarĂa.
El coro de Rossellino
Bajo el mandato del papa NicolĂĄs V (1447-1455), la basĂlica constantiniana, que habĂa sobrevivido a los saqueos e incendios sufridos por la ciudad tras la caĂda del Imperio Romano de Occidente, fue objeto de un importante proyecto de transformaciĂłn, encargado a Bernardo Rossellino, que preveĂa mantener el cuerpo longitudinal de cinco naves, cubriĂ©ndolo con bĂłvedas de crucerĂa sobre los pilares que debĂan incorporar las antiguas columnas, mientras que la parte absidal se renovaba con la ampliaciĂłn del crucero, la adiciĂłn de un coro, que era la continuaciĂłn lĂłgica de la nave y una sala abovedada en la intersecciĂłn del crucero y el coro.
Esta configuraciĂłn pudo influir en el posterior proyecto de Bramante de renovaciĂłn total del edificio, que de hecho conservĂł inicialmente lo ya construido Las obras comenzaron hacia 1450.
Los trabajos se iniciaron en torno a 1450, pero con la muerte del papa no se siguieron desarrollando y se detuvieron sustancialmente durante los siguientes pontificados. Entre 1470 y 1471 se produjo una reanudaciĂłn parcial de las obras bajo la direcciĂłn de Giuliano da Sangallo, que preparĂł un proyecto de renovaciĂłn global para Pablo II, pero sin mayor seguimiento En 1505 se colocaron los cimientos y las bases de la iglesia y se completĂł el edificio.
Hacia 1505, los cimientos y la mamposterĂa del coro absidal se elevaron a una altura de aproximadamente 1,75 m.



Proyectos de Bramante
La obra fue reabierta por Julio II, quien probablemente tenĂa la intenciĂłn de continuar las obras emprendidas por NicolĂĄs V. Sin embargo, en 1505, tal vez por consejo de Miguel Ăngel, probablemente para dar un contorno grandioso al gigantesco mausoleo que habĂa concebido para su propio lugar de enterramiento, y en cualquier caso dentro de un clima cultural plenamente renacentista que habĂa implicado a la Iglesia, Julio II decidiĂł construir una nueva basĂlica colosal.
El pontĂfice consultĂł a los mejores artistas de la Ă©poca, entre ellos a Fray Giovanni Giocondo, que enviĂł desde Venecia un proyecto con cinco cĂșpulas inspiradas en la BasĂlica de San Marcos.
La obra se encargĂł a Donato Bramante, que habĂa llegado a Roma desde MilĂĄn unos años antes, y que superĂł la comparaciĂłn con el arquitecto de confianza del pontĂfice, Giuliano da Sangallo, erigiĂ©ndose en el arquitecto mĂĄs importante de la Ă©poca, hasta el punto de que tambiĂ©n se le encargĂł el diseño del cercano Patio del Belvedere.
El debate, no exento de polémica y rivalidad, que tuvo lugar durante 1505, se centró en la idea de construir un edificio con una planta central perfecta, compartida por los arquitectos e intelectuales de la Curia, entre ellos el neoplatónico Egidio da Viterbo.
Bramante no dejĂł un proyecto definitivo para la basĂlica, pero es opiniĂłn comĂșn que sus ideas originales preveĂan una revolucionaria planta de cruz griega (una referencia ideal a la primera martyria del cristianismo), caracterizada por una gran cĂșpula semiesfĂ©rica situada en el centro del complejo. Esta configuraciĂłn puede deducirse, en parte, de la imagen grabada en una medalla de Caradosso acuñada para conmemorar la colocaciĂłn de la primera piedra del templo, el 18 de abril de 1506, y sobre todo de un dibujo que se cree autĂłgrafo, conocido como “plano de pergamino”, en el que la bĂșsqueda de un perfecto equilibrio entre las partes llevĂł al propio arquitecto a omitir incluso la indicaciĂłn del altar mayor, señal clara de que los ideales del Renacimiento habĂan madurado incluso dentro de la iglesia.
Este proyecto representa un momento crucial en la evoluciĂłn de la arquitectura renacentista, siendo la conclusiĂłn de varias experiencias proyectuales e intelectuales y la confluencia de mĂșltiples referencias. La gran cĂșpula se inspirĂł en la del PanteĂłn y debĂa ser de conglomerado de cemento; en general, todo el proyecto hacĂa referencia a la antigua arquitectura romana en la caracterĂstica de tener los muros como masas plĂĄsticas capaces de articular el espacio en sentido dinĂĄmico. Las referencias a la arquitectura romana tambiĂ©n estaban presentes en las grandes bĂłvedas de cañón de los brazos de la cruz.
En el proyecto de Bramante cabe destacar tambiĂ©n la soluciĂłn de los cuatro pilares que sostienen la cĂșpula, asĂ como la relaciĂłn que quiso crear entre los volĂșmenes internos cĂłncavos (ahuecando los muros como si fueran esculturas) y la convexidad externa.
La construcciĂłn de la nueva basĂlica habrĂa representado tambiĂ©n la aplicaciĂłn mĂĄs grandiosa de los estudios teĂłricos emprendidos por Francesco di Giorgio Martini, Filarete y, sobre todo, Leonardo da Vinci para las iglesias de planta central, cuyas elaboraciones se inspiran claramente en la tribuna octogonal de la catedral de Florencia. Otras referencias proceden de la arquitectura renacentista florentina y, en particular, de Giuliano da Sangallo, que habĂa utilizado la planta de cruz griega y ya habĂa propuesto un proyecto de planta central para la basĂlica de San Pedro.
Sin embargo, no todos los dibujos de Bramante indican una soluciĂłn de planta central perfecta, lo que tal vez sea una señal de que la configuraciĂłn final de la iglesia seguĂa siendo una cuestiĂłn abierta cuando se iniciĂł la construcciĂłn.
La obra de 1505 a 1514
Durante los trabajos en la obra, de hecho, se mantuvo lo que habĂa sido construido por Rossellino para el coro absidal, continuando de hecho los trabajos en el muro perimetral con pilastras dĂłricas, en contraste con el proyecto de la “planta de pergamino”, al que por tanto en 1506 Bramante y Julio II habĂan renunciado de alguna manera. La Ășnica certeza sobre las Ășltimas intenciones de Bramante y Julio II es la realizaciĂłn de los cuatro poderosos pilares unidos por cuatro grandes arcos destinados a sostener la gran cĂșpula, desde el principio, por tanto, el elemento fundador de la nueva basĂlica.
Para realizar estas obras, Bramante hizo demoler casi toda la parte presbiteral de la antigua y venerable basĂlica, lo que suscitĂł una permanente polĂ©mica dentro y fuera de la iglesia, en la que participaron Miguel Ăngel, que criticĂł la destrucciĂłn de las columnas, e incluso Erasmo de Rotterdam. Bramante recibiĂł el apodo de “maestro ruinante” (es decir, destructor) y fue objeto de burla en el diĂĄlogo satĂrico Simia (“Mono”) de Andrea Guarna, publicado en MilĂĄn en 1517, en el que se narra cĂłmo el arquitecto, al aparecer muerto ante San Pedro, fue reprendido por Ă©ste por la demoliciĂłn, respondiendo con la propuesta de reconstruir todo el ParaĂso.
La fuerte polĂ©mica por el gigantismo del proyecto, por la destrucciĂłn de los restos mĂĄs antiguos de la iglesia y por el escĂĄndalo de las indulgencias que Julio II habĂa concedido desde 1507 a quienes habĂan ofrecido limosnas para la construcciĂłn de la basĂlica, continuĂł incluso despuĂ©s de la muerte del papa y jugĂł un papel en el nacimiento de la Reforma Protestante de Lutero, que vio las obras en curso durante su viaje a Roma a finales de 1510.
La muerte del Papa Julio II (1513), seguida del fallecimiento del arquitecto (1514), supuso un importante revés para la obra.
La obra de 1514 a 1546
A partir de 1514, Rafael Sanzio, Giuliano da Sangallo y Fra’ Giocondo fueron llamados a suceder a Bramante.
Tras la muerte de Rafael, a partir de 1520 Antonio da Sangallo el Joven tomĂł el relevo como primer arquitecto junto a Baldassarre Peruzzi. Todos los arquitectos mencionados elaboraron proyectos para completar la basĂlica, lo que dio lugar a un gran debate que ralentizĂł las obras. La mayorĂa de las soluciones propuestas para la finalizaciĂłn del edificio, incluida la de Rafael, preveĂan la vuelta a una planta de tipo basilical, con un cuerpo longitudinal de tres naves, mientras que sĂłlo el proyecto de Peruzzi se mantuvo sustancialmente fiel a la soluciĂłn de planta central. Tras la reanudaciĂłn de las obras en 1525, que permitiĂł la finalizaciĂłn de la tribuna y el avance decisivo del brazo sur (como se ve en las vistas de Maarten van Heemskerck), el Saco de Roma (1527) detuvo la realizaciĂłn de estos proyectos.



SĂłlo bajo el papa Pablo III, en torno a 1538, se reanudaron las obras por parte de Antonio da Sangallo el Joven, quien, al darse cuenta de que no podrĂa ver el final de la obra debido a su edad, preparĂł una grandiosa y costosa maqueta de madera (que hoy se conserva en la llamada “sala octagone” que se abre entre las bĂłvedas y el ĂĄtico de la basĂlica) en la que trabajĂł desde 1539 hasta 1546, con la ayuda de Antonio Labacco, para ilustrar su diseño en detalle. El proyecto de Sangallo era una sĂntesis de la planta central de Bramante y de la cruz latina de Rafael. La planta central, tambiĂ©n defendida por Peruzzi, se injertĂł de hecho en un antepecho abovedado, flanqueado por dos campanarios muy altos; la cĂșpula tambiĂ©n se alejĂł del ideal clĂĄsico de Bramante, levantĂĄndose con una bĂłveda de base circular y arco elevado, mitigada en el exterior para hacerla parecer redonda con un doble tambor clĂĄsico con pilastras y columnas.
Durante el periodo comprendido entre 1538 y 1546, en el que estuvo a cargo de la obra, Antonio da Sangallo cubriĂł la bĂłveda del brazo oriental, iniciĂł los cimientos del brazo norte, reforzĂł los pilares de la cĂșpula tapiando los nichos previstos por Bramante y elevĂł la altura de diseño del suelo creando asĂ las condiciones para la realizaciĂłn de las Grutas Vaticanas.



Una parte de la nave de la antigua basĂlica constantiniana sobreviviĂł, ahora como apĂ©ndice de la nueva estructura, de la que fue separada en 1538 por un tabique (“muro farnesiano”), probablemente para protegerla del ruido y el polvo de la obra. Sangallo tambiĂ©n se encargĂł de reconstruir el coronamiento del campanario medieval que flanqueaba la antigua fachada, quizĂĄ una señal de que aĂșn no se habĂa decidido la demoliciĂłn completa de la estructura preexistente.
El proyecto de Miguel Ăngel
DespuĂ©s de Sangallo, que muriĂł en 1546, Miguel Ăngel Buonarroti, que entonces tenĂa mĂĄs de setenta años, asumiĂł la direcciĂłn de la obra. La historia del proyecto de Miguel Ăngel estĂĄ documentada por una serie de documentos de obra, cartas, dibujos del propio Buonarroti y de otros artistas, frescos y testimonios de contemporĂĄneos como Giorgio Vasari. A pesar de ello, la informaciĂłn que se puede obtener es a menudo contradictoria. La razĂłn principal reside en el hecho de que Miguel Ăngel nunca elaborĂł un proyecto definitivo para la basĂlica vaticana, prefiriendo proceder por partes. Sin embargo, tras la muerte de Miguel Ăngel, se imprimieron varios grabados para intentar dar una visiĂłn de conjunto del diseño concebido por el artista toscano, entre ellos los de Stefano DupĂ©rac, que se convirtieron inmediatamente en los mĂĄs populares y aceptados Miguel Ăngel, creyendo que el proyecto era costoso, no pudo completarlo.
Miguel Ăngel, considerando el carĂsimo modelo de Sangallo falto de luminosidad, demasiado artificial y con referencias a la arquitectura alemana (agujas, elevaciones, etc.), rechazĂł la idea de su predecesor; por lo tanto, volviĂł a la planta central del proyecto original, para resaltar aĂșn mĂĄs el impacto de la cĂșpula, pero anulando la perfecta simetrĂa estudiada por Bramante con la disposiciĂłn de un pronaos.



No faltaron las crĂticas, expuestas con fuerza por los partidarios del modelo de Sangallo, en primer lugar Nanni di Baccio Bigio (que era Ă©l mismo un aspirante a director de obras), segĂșn el cual Miguel Ăngel habĂa gastado mĂĄs en la demoliciĂłn que en la construcciĂłn. Para evitar el riesgo de que alguien alterara su diseño despuĂ©s de su muerte, Miguel Ăngel empezĂł a trabajar en varias partes de la basĂlica (a excepciĂłn de la fachada, donde aĂșn quedaban los restos de la basĂlica paleocristiana), para obligar a sus sucesores a continuar la construcciĂłn segĂșn su concepciĂłn.
AsĂ, contrastĂł el equilibrio renacentista con la fuerza y el dramatismo de su genio: en primer lugar, en el lado oriental diseñó una fachada porticada coronada por un ĂĄtico, dando asĂ una direcciĂłn principal a todo el edificio; luego, deseando crear una unidad estilĂstica entre el interior y el exterior, derribĂł el deambulatorio previsto por Sangallo al final de los ĂĄbsides, y uniformĂł las superficies con un gigantesco orden corintio, reforzando aĂșn mĂĄs las estructuras de soporte de la cĂșpula y alejĂĄndolas de las delicadas proporciones de Bramante. Miguel Ăngel sustituyĂł la planta de Bramante, con una cruz mayor flanqueada por cuatro cruces menores, por una cruz centrada en un deambulatorio cuadrado, simplificando asĂ la concepciĂłn del espacio interior. AsĂ, la pieza central del nuevo diseño serĂa la cĂșpula, inspirada en el diseño de Filippo Brunelleschi para la catedral florentina de Santa MarĂa del Fiore.
Sin embargo, los partidarios del proyecto de Sangallo siguieron criticando la obra de Miguel Ăngel, sin perder la oportunidad de poner al maestro en evidencia. En 1551, un derrumbe debido a un error tĂ©cnico del maestro de obras de Miguel Ăngel no hizo mĂĄs que echar leña al fuego, y las obras se interrumpieron. Miguel Ăngel presentĂł su renuncia en 1562, cuando su rival Nanni di Baccio se convirtiĂł en asesor de la comisiĂłn, enredado como estaba en la especulaciĂłn sobre la obra.
En 1564, en el momento de la muerte del artista, la cĂșpula aĂșn no estaba terminada y las obras habĂan llegado a la altura del tambor: fue Giacomo Della Porta (1533 – 1602), conocido artista y escultor de la escuela de Porlezza, quien la completĂł (1588 – 1590), dĂĄndole un aspecto de arco elevado para reducir los empujes laterales de la cĂșpula. Las cĂșpulas menores que rodean la cĂșpula principal tambiĂ©n se remontan a la Ă©poca de Della Porta; son esencialmente ornamentales y presumiblemente fueron diseñadas por Jacopo Barozzi da Vignola y Pirro Ligorio. SegĂșn algunos estudiosos, no se puede excluir la atribuciĂłn al propio Ligorio del ĂĄtico que recorre la parte superior de la basĂlica, que quizĂĄs fue concebido por Miguel Ăngel sĂłlo como una simple superficie lisa. Un estudio sobre la reutilizaciĂłn de las antiguas columnas de la basĂlica ha demostrado que no se utilizaron como columnas.
Un estudio sobre la reutilizaciĂłn de columnas antiguas en el interior de la basĂlica, recuperadas durante la direcciĂłn de Miguel Ăngel, demostrĂł que, con toda probabilidad, algunas de las columnas de granito gris del crucero y del ĂĄbside posterior procedĂan del Templo de Venus y de Roma.
La finalizaciĂłn de la basĂlica
En 1603 el papa Clemente VIII confiĂł la direcciĂłn de la obra a Carlo Maderno, que se enfrentĂł a la cuestiĂłn de completar la basĂlica. Las intenciones del papa eran probablemente las de hacer coexistir las naves longitudinales de la antigua basĂlica constantiniana con el cuerpo central del siglo XVI, pero con la elecciĂłn del papa Pablo V en 1605 la orientaciĂłn predominante era la de completar la planta central de Miguel Ăngel con un nuevo cuerpo longitudinal. Consciente de estos deseos Maderno preparĂł un dibujo, quizĂĄ su primer proyecto conocido para la basĂlica de San Pedro, que preveĂa la inserciĂłn de un espacio biaxial yuxtapuesto al existente. El proyecto incluĂa dos grandes capillas, que actuaban como enlace entre el deambulatorio del siglo XVI y el cuerpo longitudinal. La planta adoptĂł una forma escalonada, estrechĂĄndose considerablemente hacia la fachada de la iglesia; Ă©sta se abriĂł con un gran atrio, que introdujo otro eje transversal en la composiciĂłn.



La finalizaciĂłn de la basĂlica fue probablemente objeto de un concurso, del que no se conservan pruebas documentales. AdemĂĄs de Maderno, participaron Flaminio Ponzio, Girolamo Rainaldi, Orazio Torriani, Giovanni Antonio Dosio, Cigoli, NiccolĂČ Branconio y Domenico Fontana, pero tambiĂ©n se registran las propuestas de Fausto Rughesi, Giovanni Paolo Maggi y Martino Ferrabosco, en diversas funciones.
Entre ellos se impuso Carlo Maderno, cuyo proyecto se plasmĂł en un modelo de madera entre abril y noviembre de 1607. En el proyecto final, Maderno mantuvo las capillas de conexiĂłn entre la nave y la planta central previstas en su primer diseño, pero eliminĂł tanto la composiciĂłn biaxial del ala este como el arco de triunfo que debĂa servir de enlace entre la nueva nave y el nĂșcleo de Miguel Ăngel; En cualquier caso, la distinciĂłn entre las partes se acentuĂł con una ligera diferencia de Ă©nfasis entre la bĂłveda de cañón del transepto y la de la nave; la nave estaba originalmente separada del transepto de Miguel Ăngel por unos escalones y un tipo de pavimento diferente, precisamente para enfatizar las dos partes diferentes del edificio. Las obras, realizadas a partir de 1608, cambiaron radicalmente el proyecto de Miguel Ăngel y suavizaron el impacto de la cĂșpula en la plaza que tenĂa delante. Los tramos transformaron la iglesia en una estructura de tres naves, con profundas capillas insertadas a lo largo de los muros perimetrales. En el clima de la Contrarreforma, la planta se redujo asĂ a una cruz latina; como se ha observado, esta tipologĂa era capaz de acoger a un mayor nĂșmero de fieles, transformando la iglesia en un “instrumento de culto de masas”. Las naves laterales se cubrĂan con cĂșpulas ovaladas, incrustadas en el cuerpo de la basĂlica y caracterizadas en el exterior sĂłlo por pequeñas linternas, por lo que tambiĂ©n es conocida la propuesta de Ferrabosco de cerrarlas en la parte superior del tejado con numerosas cĂșpulas ornamentales octogonales, que no se llevĂł a cabo.
Paralelamente a la construcciĂłn de la nave, Maderno trabajĂł tambiĂ©n en la fachada, donde retomĂł el orden gigante previsto por Miguel Ăngel, pero lo reinterpretĂł en un Ășnico plano de perspectiva, sin el marcado avance del pronaos central. Cuando las obras estaban prĂĄcticamente terminadas, a instancias del Papa Pablo V, se añadieron a la fachada los campanarios laterales. En el prospecto grabado por Matteo Greuter en 1613, Maderno representĂł la que quizĂĄ sea la fachada definitiva de la ampliaciĂłn, con los campanarios caracterizados por dos esbeltos edĂculos, abiertos por serlianas de tĂmpano y coronados por una linterna. Sin embargo, la construcciĂłn de los campanarios -por los que tambiĂ©n se conoce el proyecto de Ferrabosco- se interrumpiĂł en 1622, y las dos torres, dejadas incompletas en el primer orden, acabaron por aumentar las dimensiones horizontales de la fachada, que, por tanto, aparecĂa desproporcionada y plana, a pesar del intento, tĂpicamente barroco, de reforzar la plasticidad del eje central mediante el uso gradual de pilares, columnas y avant-corps salientes.



El tema de los campanarios fue retomado posteriormente por Gian Lorenzo Bernini. Una vez aprobado el proyecto e iniciadas las obras, surgieron preocupantes problemas estĂĄticos en los cimientos, lo que llevĂł a la suspensiĂłn de las obras y a la demoliciĂłn de todo lo construido hasta entonces. Sin embargo, las columnas del Ășnico campanario parcialmente terminado se reutilizaron para las fachadas de las iglesias de Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto en la Piazza del Popolo. En un intento de dar impulso a la severa perspectiva, Gian Lorenzo Bernini, autor de la plaza frente a la basĂlica, llevĂł a cabo una serie de transformaciones: limitĂł la escalera de entrada a la iglesia sĂłlo a la parte central y, frente a los dos arcos que debĂan sostener los citados campanarios, excavĂł el terreno inferior, acercando la nueva superficie de trĂĄnsito al nivel de la plaza.
Mientras tanto, en 1611, se impartiĂł por primera vez la bendiciĂłn papal desde la nueva logia; en 1614, se realizaron obras en la bĂłveda de cañón de la nave, y en 1615 se derribĂł el tabique que dividĂa la antigua basĂlica de la nueva. Al mismo tiempo, se construyeron las bĂłvedas de las capillas laterales y en 1616 se completĂł la ConfesiĂłn. Al mismo tiempo, numerosos obreros trabajaron en el aparato decorativo, que ya habĂa comenzado en 1576 con el revestimiento de mosaico de la capilla gregoriana y continuĂł, entre finales del siglo XVI y principios del XVII, con la decoraciĂłn de mosaico de la gran cĂșpula y de la capilla Clementina Gian Lorenzo Bernini y sus ayudantes desempeñaron un papel fundamental en la definiciĂłn del aparato ornamental, trabajando en el octĂłgono bajo la cĂșpula y en el revestimiento de la cubierta madrileña. La basĂlica, que se completĂł con las grandes bĂłvedas de las capillas laterales, se terminĂł en el siglo XVI.
La basĂlica, completada con las grandes estatuas de la parte superior de la fachada, fue consagrada por el papa Urbano VIII el 18 de noviembre de 1626. Urbano VIII, que subiĂł al trono papal en 1623, desempeñó un papel importante en la concepciĂłn y el diseño de la nueva basĂlica. Hizo levantar su propia tumba con una estatua de bronce parecida a la de San Pedro, y en la dĂ©cada de 1630 hizo decorar los cuatro altares bajo la cĂșpula con sĂmbolos herĂĄldicos y crestas familiares, para realzar su figura y el carĂĄcter sagrado de su poder. El revestimiento de mĂĄrmol de las grandes pilastras de la cĂșpula era de mĂĄrmol.
El revestimiento de mĂĄrmol de las grandes pilastras del interior, hasta entonces tratadas en falso mĂĄrmol blanco, sĂłlo se realizĂł a partir del pontificado de PĂo IX, con la realizaciĂłn de algunas bases; los trabajos se reanudaron bajo el papa PĂo X, en 1913, prolongĂĄndose hasta la Ă©poca de PĂo XII.
Museo HistĂłrico ArtĂstico
El Museo Storico Artistico, al que se accede desde la nave izquierda, estĂĄ repleto de reliquias sagradas, como un tabernĂĄculo de Donatello y la Crux Vaticana del siglo VI, una cruz repleta de joyas que fue un regalo del emperador Justiniano II.
Las Grutas Vaticanas y catacumbas Vaticanas
Las Grutas Vaticanas, que se extienden bajo la basĂlica, contienen las tumbas y sarcĂłfagos de numerosos papas, asĂ como varias columnas enormes de la basĂlica original del siglo IV. La entrada se encuentra en el muelle de San AndrĂ©s. Se puede llegar a las Grutas del Vaticano, que contienen tumbas papales, desde la estatua de San Longino. La necrĂłpolis Vaticana se encuentra un nivel debajo de las grutas.
Este es el sitio legendario de la tumba de San Pedro y se debe obtener un permiso previo para verlo. Los recorridos por la Necrópolis, llamados Scavi Tour, duran unos 90 minutos y son fascinantes, pero deben reservarse con bastante anticipación. No se permiten niños menores de 11 años en el recorrido.
De arriba a abajo, se pueden reconocer cuatro niveles en San Pedro:
- la actual superficie de paso (suelo) de la basĂlica;
- el nivel inferior ocupado por las Grutas Vaticanas;
- la superficie de paso, ahora borrada, de la primitiva basĂlica constantiniana;
- el antiguo nivel del suelo, obtenido por Constantino al excavar y rellenar la pendiente original de la colina del Vaticano.
Las llamadas Grutas Vaticanas, excavadas en el desnivel entre la basĂlica nueva y la antigua y atravesadas por los cimientos de apoyo de las estructuras superiores, tienen la forma de una iglesia subterrĂĄnea de tres naves, y fueron utilizadas como lugar de enterramiento de muchos pontĂfices. Desde el suelo de la basĂlica superior, justo delante del altar papal coronado por el Baldacchino de Bernini, una doble escalera desciende al piso inferior, cerrada por una elegante balaustrada en la que arden 99 lĂĄmparas votivas. Esto nos lleva a la llamada ConfesiĂłn de San Pedro (n. 65), de Carlo Maderno. AquĂ se encuentra el nicho de los pallii, resplandeciente con el mosaico de Cristo PantocrĂĄtor.
Bajo el icono, la preciosa caja contiene los pallii (estolas de lana con cruces bordadas) que el papa entrega a los obispos metropolitanos reciĂ©n elegidos para marcar su vĂnculo con el propio apĂłstol. DetrĂĄs de la caja, se puede ver un resto de la pared de mĂĄrmol del sepulcro erigido por el emperador Constantino para el PrĂncipe de los ApĂłstoles. De hecho, en el fondo del nicho de los Pallii se abre la trampilla de bronce (cataracta o billicus confessionis) que, desde la construcciĂłn de la primera basĂlica, daba acceso al lugar de enterramiento de Pedro. Normalmente no se desciende a las Grutas desde la escalera central, sino desde unas escaleras de caracol talladas en el grosor de los cuatro pilares que sostienen la cĂșpula. En las horas de mayor afluencia, se accede desde el exterior, por el lado derecho de la basĂlica.
Nada mĂĄs ser elegido (1939), el Papa PĂo XII promoviĂł la investigaciĂłn arqueolĂłgica con nuevas excavaciones que, a lo largo de diez años, sacaron a la luz primero el suelo de la antigua basĂlica constantiniana y, mĂĄs tarde, los restos de una necrĂłpolis romana, que ocupaba la ladera de la colina vaticana, y que fue enterrada (como sĂłlo el emperador podĂa ordenar) por los constructores de la primera basĂlica. La presencia de este espacio en el cementerio confirmarĂa asĂ la creencia de que el lugar de enterramiento de San Pedro se encontraba en el mismo lugar donde se erigiĂł primero una tumba y luego la basĂlica.
Como resultado de la campaña de excavaciĂłn, en 1953 se encontraron unos huesos envueltos en un precioso paño de color pĂșrpura; procedĂan con toda seguridad de un nicho de la misma necrĂłpolis en el que se podĂa reconocer una inscripciĂłn incompleta en griego con el nombre de Pedro. Este descubrimiento convenciĂł al papa Pablo VI de que debĂa tratarse con toda probabilidad de los restos del cuerpo de San Pedro; los restos fueron entonces reubicados en su posiciĂłn subterrĂĄnea original, que corresponde exactamente a la lĂnea vertical de los tres altares papales sucesivos, del baldaquino de bronce sobre ellos y de la cĂșpula que los rodea a todos.



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CĂMO LLEGAR A LA BASILICA DE SAN PEDRO DEL VATICANO
CĂMO LLEGAR A SAN PEDRO â CIUDAD DEL VATICANO EN METRO
El metro de Roma es mas fĂĄcil de entender que muchos de los metros del mundo, pero estĂĄ lejos de ser la mejor manera de moverse por la ciudad, porque son dos lineas ya que cada vez que intentan construir una nueva lĂnea en Roma, sucede que descubren un nuevo hallazgo arqueolĂłgico, que es la razĂłn fundamental por la que el Metro de Roma solo ha tenido dos lĂneas durante muchos años. Afortunadamente para aquellos que visitan el Vaticano desde el centro de Roma, sin embargo, una de esas lĂneas te acerca razonablemente al Vaticano.
Puedes coger la lĂnea roja del metro (lĂnea A) en la parada de Ottaviano o de Cipro: la primera estĂĄ mĂĄs cerca de la BasĂlica de San Pedro, la segunda estĂĄ mĂĄs cerca de la entrada de los Museos Vaticanos. Incluso si no recuerdas los nombres de las dos estaciones, tienes suerte porque estĂĄn etiquetadas como âOttaviano-San Pietroâ y âCipro-Musei Vaticaniâ, por lo que son fĂĄciles de entender. Ambas estaciones estĂĄn a unos 10 minutos a pie de tus objetivos.
CĂMO LLEGAR A SAN PEDRO â CIUDAD DEL VATICANO A PIE
Roma es una ciudad bastante grande y serĂa prudente familiarizarse con el transporte pĂșblico en lugar de depender solo de sus propias piernas para ser visitado, pero si el clima es favorable y deseas caminar un poco hacia el Vaticano, Puedes disfrutar de un hermoso camino por la ciudad.
Si nos ponemos como punto de partida La estaciĂłn de Termini y con algunas referencias que estĂĄn en el mismo lado del TĂber como el Coliseo, o el PanteĂłn, tu primer paso es dirigirte hacia el oeste hacia algun puente para llegar al otro lado del rĂo, si vas con los ojos bien abiertos veras bastantes de los monumentos imprescindibles, aprovecha para hacer algunas fotos antes de visitarlos mas detenidamente, si no lo has hecho ya, algunas de las cosas que veras callejeando son el Colosseo, el Foro Romano, ya estando alli puedes aprovechas y cruzar por el el puente Sisto y asi puedes ver la Isola Tiberina y tener un primer contacto con el barrio del Trastevere.
Hay varios puentes que cruzan el TĂber, y muchos de ellos pueden ser cruzados tanto por peatones como por automĂłviles.
El puente mĂĄs hermoso para cruzar, porque en parte porque es peatonal, es el que conduce directamente al castillo de SantâAngelo. Se llama Ponte SantâAngelo. Otra opciĂłn cercana es la que conduce desde el gran Corso Emanuele II.
ÂżCĂłmo visitar la BasĂlica de San Pedro sin hacer cola?
AsĂ, la pregunta que se hacen los turistas es si en la BasĂlica de San Pedro se pueden saltar las colas. En realidad, hay varias formas de saltarse la cola en la BasĂlica de San Pedro y limitar las largas esperas. En primer lugar, la entrada a la basĂlica es gratuita. No hay entradas para la BasĂlica de San Pedro. Por lo tanto, la entrada a San Pedro es gratuita. Sin embargo, veamos cuĂĄles son las opciones para entrar en San Pedro sin hacer cola.
La primera opciĂłn es reservar una entrada a la BasĂlica de San Pedro con un servicio de audioguĂa. Este servicio de audioguĂa le permite visitar el interior de la BasĂlica de San Pedro con total libertad, escuchando las explicaciones de la audioguĂa oficial en el idioma de su elecciĂłn. Al reservar el servicio de audioguĂa tiene derecho a acceder a la basĂlica desde una entrada reservada.
La audioguĂa es muy interesante, tiene en cuenta todos los principales puntos de interĂ©s de la basĂlica y puede descargarse en su telĂ©fono mĂłvil o tableta rĂĄpidamente. Si el visitante no tiene un telĂ©fono inteligente, se le darĂĄ un dispositivo similar para que lo entregue a la salida.
La segunda es reservar una visita guiada a la BasĂlica de San Pedro con un guĂa oficial del Vaticano de aproximadamente 1 hora de duraciĂłn.
Esta visita se realiza diariamente entre las 10:30 y las 13:30 horas.
La tercera opciĂłn es reservar una visita guiada privada a la BasĂlica de San Pedro. Con esta opciĂłn podrĂĄ profundizar en su visita y personalizar el recorrido segĂșn sus intereses. De hecho, se trata de un servicio exclusivo con un guĂa dedicado exclusivamente a usted. La visita dura aproximadamente 1 hora y, naturalmente, entrarĂĄ en San Pedro sin tener que hacer cola. Pero ahora hablemos de lo que hay que ver en San Pedro.
INFORMACIĂN PRĂCTICA PARA VISITAR SAN PEDRO, EL VATICANO
Tiempo de visita: debes calcular un par de horas para hacer una visita tranquila solo a la Basilica de San Pedro del Vaticano, entre el tiempo de espera en los controles, y la permanencia en la BasĂlica y en la Plaza. Si subes a la CĂșpula o haces otras visitas, hay que calcular una hora u hora media mas, y si haces tambiĂ©n la visita a los Museos Vaticanos puedes reservar todo el dia para ello desde bien temprano.
La BasĂlica de San Pedro es una de las atracciones religiosas mĂĄs famosas del mundo e incluso desde una perspectiva secular es impresionante, con suficiente arte e historia para impresionar incluso a los viajeros mĂĄs experimentados. Hay quienes recomiendan dejar la visita a San Pedro del Vaticano para el Ășltimo dĂa, porque despuĂ©s de estar allĂ todo lo que se visita a continuaciĂłn parece pequeño y pobre.
Otros piensan justo al revĂ©s: primero, lo mĂĄs importante, por si acaso. Recogiendo ambos argumentos, nosotros aconsejamos realizar la visita a mitad de estancia. No la dejes para el Ășltimo dĂa, no sea que coincida con algĂșn acto solemne en la basĂlica (no suele ocurrir) y te quedes sin verla.
La entrada a la basĂlica es gratis, y suele haber colas de acceso, pues hay que pasar por los detectores de metales. Espere colas y tenga en cuenta que se aplican estrictas normas de vestimenta (no se permiten pantalones cortos, minifaldas ni hombros descubiertos). Entre octubre y mayo, los seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano organizan visitas gratuitas a la basĂlica, de dos horas de duraciĂłn y en inglĂ©s. Suelen comenzar a las 14.15 horas los miĂ©rcoles, jueves y viernes, con salida desde el Centro Servizi Pellegrini e Turisti (no se necesitan entradas; consulte www.pnac.org para mĂĄs detalles).
Para subir a la CĂșpula de San Pedro, tienes que dirigirte hacia la BasĂlica de San Pedro, y en el atrio externo ir a la derecha siguiendo las indicaciones que llevan a La CĂșpula y a la Tumba de los papas. AllĂ encontrarĂĄs la taquilla para comprar el ticket para subir.
DirecciĂłn: Piazza San Pietro.
Sitio web:Â www.stpetersbasilica.info/contacts.htm
Teléfono: +39 06 6988 5435
ÂżQuĂ© es la BasĂlica de San Pedro?
Bienvenido a la Basilica de San Pedro del Vaticano. En esta ciudad de iglesias excepcionales, ninguna puede competir con la de San Pedro, la basĂlica mĂĄs grande, rica y espectacular de Italia. La BasĂlica de San Pedro del Vaticano se levanta en medio de la Plaza de San Pedro, sobre la tumba del apĂłstol san Pedro, ubicada en una necrĂłpolis del siglo I.
La primera basĂlica vaticana fue construida por Constantino en el siglo IV, y estuvo en pie durante mĂĄs de 1.000 años. Pero, al igual que muchas iglesias medievales, acabĂł deteriorĂĄndose y no fue hasta mediados del siglo XV cuando se hicieron esfuerzos para restaurarla, primero por el Papa NicolĂĄs V y luego, con bastante mĂĄs Ă©xito, por Julio II. La BasĂlica de San Pedro en el Vaticano, oficialmente la BasĂlica Papal de San Pedro en el Vaticano, es una basĂlica catĂłlica en la Ciudad del Vaticano; el sĂmbolo del Estado Vaticano, rematado por la monumental Plaza de San Pedro.
ÂżCĂłmo visitar BasĂlica San Pedro?
La BasĂlica de San Pedro es una de las atracciones religiosas mĂĄs famosas del mundo e incluso desde una perspectiva secular es impresionante, con suficiente arte e historia para impresionar incluso a los viajeros mĂĄs experimentados. Hay quienes recomiendan dejar la visita a San Pedro del Vaticano para el Ășltimo dĂa, porque despuĂ©s de estar allĂ todo lo que se visita a continuaciĂłn parece pequeño y pobre.Â
Otros piensan justo al revĂ©s: primero, lo mĂĄs importante, por si acaso. Recogiendo ambos argumentos, nosotros aconsejamos realizar la visita a mitad de estancia. No la dejes para el Ășltimo dĂa, no sea que coincida con algĂșn acto solemne en la basĂlica (no suele ocurrir) y te quedes sin verla.
La entrada a la basĂlica es gratis, y suele haber colas de acceso, pues hay que pasar por los detectores de metales. Espere colas y tenga en cuenta que se aplican estrictas normas de vestimenta (no se permiten pantalones cortos, minifaldas ni hombros descubiertos). Entre octubre y mayo, los seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano organizan visitas gratuitas a la basĂlica, de dos horas de duraciĂłn y en inglĂ©s. Suelen comenzar a las 14.15 horas los miĂ©rcoles, jueves y viernes, con salida desde el Centro Servizi Pellegrini e Turisti (no se necesitan entradas; consulte www.pnac.org para mĂĄs detalles).
ÂżQuiĂ©n terminĂł la BasĂlica de San Pedro?
En 1603 el papa Clemente VIII confiĂł la direcciĂłn de la obra a Carlo Maderno, que se enfrentĂł a la cuestiĂłn de completar la basĂlica. Las intenciones del papa eran probablemente las de hacer coexistir las naves longitudinales de la antigua basĂlica constantiniana con el cuerpo central del siglo XVI, pero con la elecciĂłn del papa Pablo V en 1605 la orientaciĂłn predominante era la de completar la planta central de Miguel Ăngel con un nuevo cuerpo longitudinal. Consciente de estos deseos Maderno preparĂł un dibujo, quizĂĄ su primer proyecto conocido para la basĂlica de San Pedro, que preveĂa la inserciĂłn de un espacio biaxial yuxtapuesto al existente. El proyecto incluĂa dos grandes capillas, que actuaban como enlace entre el deambulatorio del siglo XVI y el cuerpo longitudinal. La planta adoptĂł una forma escalonada, estrechĂĄndose considerablemente hacia la fachada de la iglesia; Ă©sta se abriĂł con un gran atrio, que introdujo otro eje transversal en la composiciĂłn.
Todos los arquitectos que participaron en la construcciĂłn:
ÂżCuĂĄnto cuesta entrar en la BasĂlica de San Pedro?
La entrada a la basĂlica es gratis, y suele haber colas de acceso, pues hay que pasar por los detectores de metales. Espere colas y tenga en cuenta que se aplican estrictas normas de vestimenta (no se permiten pantalones cortos, minifaldas ni hombros descubiertos). Entre octubre y mayo, los seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano organizan visitas gratuitas a la basĂlica, de dos horas de duraciĂłn y en inglĂ©s. Suelen comenzar a las 14.15 horas los miĂ©rcoles, jueves y viernes, con salida desde el Centro Servizi Pellegrini e Turisti (no se necesitan entradas; consulte www.pnac.org para mĂĄs detalles).
ÂżCuĂĄnto se tarda en visitar BasĂlica de San Pedro?
Tiempo de visita: debes calcular un par de horas para hacer una visita tranquila solo a la Basilica de San Pedro del Vaticano, entre el tiempo de espera en los controles, y la permanencia en la BasĂlica y en la Plaza. Si subes a la CĂșpula o haces otras visitas, hay que calcular una hora u hora media mas, y si haces tambiĂ©n la visita a los Museos Vaticanos puedes reservar todo el dia para ello desde bien temprano.Â
ÂżCuĂĄnto cuesta subir a la cĂșpula de la Basilica de San Pedro?
Precio del billete
Ascensor hasta el nivel de la terraza y subida de 320 escalones Entrada 10,00 euros
Subir 551 escalones
Billete 8,00 euros
Las reducciones para las escuelas son posibles previa presentaciĂłn en la taquilla de un certificado del Instituto con una lista de participantes.
Entrada a precio reducido 5,00 euros
¿Quién mandó a construir la Basilica de San Pedro?
La primera basĂlica vaticana fue construida por Constantino en el siglo IV, y estuvo en pie durante mĂĄs de 1.000 años. Pero, al igual que muchas iglesias medievales, acabĂł deteriorĂĄndose y no fue hasta mediados del siglo XV cuando se hicieron esfuerzos para restaurarla, primero por el Papa NicolĂĄs V y luego, con bastante mĂĄs Ă©xito, por Julio II. La BasĂlica de San Pedro en el Vaticano, oficialmente la BasĂlica Papal de San Pedro en el Vaticano, es una basĂlica catĂłlica en la Ciudad del Vaticano; el sĂmbolo del Estado Vaticano, rematado por la monumental Plaza de San Pedro.
ÂżCuĂĄl es la iglesia mĂĄs grande del mundo?
Como capilla papal, situada junto al Palacio ApostĂłlico, la BasĂlica de San Pedro es la sede de las principales manifestaciones del culto catĂłlico y, por tanto, estĂĄ en funciĂłn solemne durante las principales celebraciones papales. Bajo el papa PĂo IX acogiĂł las sesiones del Concilio Vaticano I y bajo los papas Juan XXIII y Pablo VI las del Concilio Vaticano II.
Es la mayor de las cuatro basĂlicas papales de Roma, a menudo descrita como la mayor iglesia del mundo y el centro del catolicismo. Sin embargo, no es la iglesia catedral de la diĂłcesis romana, ya que este tĂtulo pertenece a la basĂlica de San Juan de LetrĂĄn, que tambiĂ©n es la primera en dignidad, al ser la Madre y Cabeza de todas las Iglesias de la Ciudad y del Mundo.
La BasĂlica de San Pedro es uno de los edificios mĂĄs grandes del mundo: 218 metros de longitud y 132,30 metros de altura hasta la cĂșpula, la superficie total es de unos 23 000 metros cuadrados y puede acoger a 60 000 fieles (segĂșn otras fuentes 20 000).
ÂżDĂłnde comprar entrada cupula BasĂlica de San Pedro?
Para subir a la CĂșpula de San Pedro, tienes que dirigirte hacia la BasĂlica de San Pedro, y en el atrio externo ir a la derecha siguiendo las indicaciones que llevan a La CĂșpula y a la Tumba de los papas. AllĂ encontrarĂĄs la taquilla para comprar el ticket para subir.
ÂżCĂłmo entrar a la BasĂlica de San Pedro gratis?
La entrada a la basĂlica es gratis, y suele haber colas de acceso, pues hay que pasar por los detectores de metales. Espere colas y tenga en cuenta que se aplican estrictas normas de vestimenta (no se permiten pantalones cortos, minifaldas ni hombros descubiertos). Entre octubre y mayo, los seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano organizan visitas gratuitas a la basĂlica, de dos horas de duraciĂłn y en inglĂ©s. Suelen comenzar a las 14.15 horas los miĂ©rcoles, jueves y viernes, con salida desde el Centro Servizi Pellegrini e Turisti (no se necesitan entradas; consulte www.pnac.org para mĂĄs detalles).
ÂżCuĂĄndo se construyĂł la BasĂlica de San Pedro?
La primera basĂlica vaticana fue construida por Constantino en el siglo IV, y estuvo en pie durante mĂĄs de 1.000 años. Pero, al igual que muchas iglesias medievales, acabĂł deteriorĂĄndose y no fue hasta mediados del siglo XV cuando se hicieron esfuerzos para restaurarla, primero por el Papa NicolĂĄs V y luego, con bastante mĂĄs Ă©xito, por Julio II. La BasĂlica de San Pedro en el Vaticano, oficialmente la BasĂlica Papal de San Pedro en el Vaticano, es una basĂlica catĂłlica en la Ciudad del Vaticano; el sĂmbolo del Estado Vaticano, rematado por la monumental Plaza de San Pedro.
La basĂlica, completada con las grandes estatuas de la parte superior de la fachada, fue consagrada por el papa Urbano VIII el 18 de noviembre de 1626. Urbano VIII, que subiĂł al trono papal en 1623, desempeñó un papel importante en la concepciĂłn y el diseño de la nueva basĂlica. Hizo levantar su propia tumba con una estatua de bronce parecida a la de San Pedro, y en la dĂ©cada de 1630 hizo decorar los cuatro altares bajo la cĂșpula con sĂmbolos herĂĄldicos y crestas familiares, para realzar su figura y el carĂĄcter sagrado de su poder. El revestimiento de mĂĄrmol de las grandes pilastras de la cĂșpula era de mĂĄrmol.
Detalles
Telefono: 390669885435
Website: www.stpetersbasilica.info/contacts.htm
Horario:
Horario de la Basilica de San Pedro del Vaticano
- Invierno (octubre-marzo): 7 a 18,30
- Verano (abril-septiembre): 7 a 19
Durante la audiencia papal de los miĂ©rcoles por la mañana la BasĂlica permanece cerrada, salvo que la audiencia tenga lugar en el aula Nervi. Se vuelve a abrir sobre las 13 h.
Horario de Misas en La Basilica Vaticana de San Pedro(no interfieren con las visitas turĂsticas):
- AquĂ puedes ver horario y lugar de cada misa:Â vita-liturgica
Precio:
La entrada a la Basilica es Gratuita.
Cupula:
Precio del billete
- Ascensor hasta el nivel de la terraza y subida de 320 escalones Entrada 10,00 euros
- Subir 551 escalones
Billete 8,00 euros
- Las reducciones para las escuelas son posibles previa presentaciĂłn en la taquilla de un certificado del Instituto con una lista de participantes.
Entrada a precio reducido 5,00 euros
Controles de entrada y colas
Para entrar en la BasĂlica de San Pedro hay que pasar un control de seguridad. A veces se forman grandes colas aunque, en general, se absorben con rapidez.
No es normal esperar mĂĄs de 15-30 min. en la cola, pero si quieres evitar la cola lo mejor es ir a Ășltima hora de la mañana o a primerĂsima del dĂa.
Atención a la vestimenta Como en muchos de los monumentos religiosos el control de la indumentaria en la entrada es muy estricto:pantalones largos, faldas hasta la rodilla y hombros cubiertos.
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