LA MADONNA NERA DE TINDARI
Via Monsignor Pullano, 12, 98066 Tindari ME, Italia
Bienvenido al Santuario de la Madonna Nera de Tindari
El santuario de Tindari recibe el nombre por la virgen negra que preside la iglesia.
Esta enorme iglesia se puede ver desde kilómetros a la redonda: se asienta justo en el Capo Tindari, con su cúpula brillando al sol.
En el siglo XVI se construyó aquí un santuario para albergar el icono de la Bruna Madonnina del Tindari, pero el edificio actual, decorado de forma estridente, data principalmente del siglo XX.
El edificio actual es reciente, 1956-79, y sustituyó a la iglesia antigua del siglo XVI.
La historia de como la “Madonna negra” llegó a Tindari forma parte de los claroscuros donde leyenda se superpone a la realidad.
La figura, de origen bizantino forma parte de los iconos tallados en el siglo VIII y IX en Constantinopla.
Una tormenta hizo que el barco que la transportaba acabase en el puerto de Tindari, donde los marineros, agradecidos por las plegarias, depositaron la estatua cuya inscripción del altar reza “nigro sum sed formosa”, “negra soy, pero bella”.
Desde el mirador de la iglesia (terraza panorámica) hay una vista espectacular de los Laghetti di Marinello, una serie de pequeños lagos que salpican una larga barra de arena, rodeados por el azul brillante del mar Tirreno.

La Madonna Nera de Tindari su leyenda
Durante su larga historia, Tindari ha sufrido muchas dominaciones. Ha sido griega, cartaginesa, romana, bizantina, árabe y normanda.
Todavía quedan muchas pruebas de estas dominaciones, pero el monumento más simbólico de la ciudad es el santuario, que se alza en lo alto de un acantilado que domina el mar, con una espléndida vista de las Islas Eolias.
En el interior del santuario hay una estatua de madera de una Virgen Negra, probablemente importada de Egipto o Siria, tallada hacia el siglo XII.
Hay varias leyendas que explican su llegada a Tindari, es interesante la inscripción bajo su trono, ‘Nigra Sum Sed Formosa’ que es ‘Soy negra pero bien formada’, o más bien ‘Soy negra pero hermosa’.
Sin embargo, existe una leyenda que cuenta el origen de los Laghetti di Marinello, formados gracias a la intervención de la Virgen Negra.
Sicilia es una isla llena de lugares fascinantes, muchos de ellos poco populares, alejados de los circuitos turísticos y de masas habituales. Esto hace que la Reserva Laghetti di Marinello sea un lugar para visitar y admirar, incluso con niños.
Leyenda de la Madonna Nera
La leyenda cuenta que la playa y los lagos de Marinello, al pie del promontorio, se formaron como resultado de este milagro realizado por la Virgen Negra de Tindari.
A los ojos de algunos creyentes, la forma de esta lengua de playa es curiosa: vista desde arriba, se asemeja a la forma de los brazos de una mujer que sostiene a su hijo.
Se cuenta que una joven siciliana y su hija acudieron al santuario para venerar a la Virgen Negra y darle las gracias por haber curado a su hija pequeña de una mala enfermedad.
Sin embargo, cuenta la leyenda que la joven devota subió a la cima y, al ver a la Virgen, se sintió decepcionada y exclamó:
“Hàju vinutu di luntana via, ppi vidiri a una cchiù brutta di mia!”
Madre
(¡He venido de lejos, para ver a alguien más fea que yo!)
Al pronunciar esa frase, la mujer se dio cuenta de repente de que ya no tenía a su niña en brazos, que se había deslizado hacia el mar y se había perdido entre las olas que rompían al pie del promontorio donde se encuentra el Santuario.
Fue entonces cuando se produjo el milagro.
Angustiada y desesperada, la mujer corrió hacia el agua y pronto se dio cuenta de que cuanto más corría hacia el mar, más se retiraban las olas, dejando espacio para la arena, hasta que pudo extender la mano para coger a su hija y volver a la orilla.
Curiosidad:
La escultura de la Virgen negra es de madera de cedro del Líbano y es oriental, bizantina, de finales del siglo VIII a las primeras décadas del siglo IX.
La Virgen es negra, con un característico y original rostro alargado que no se encuentra fácilmente en otras estatuas religiosas, y es una Theotókos Odigitria representada como una Basilissa o “Reina sentada en un trono”, que sostiene al Niño Jesús en su regazo con la mano derecha levantada en señal de bendición.
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