DUOMO Y CLAUSTRO DE MONREALE
Piazza Vittorio Emanuele, Monreale
Bienvenido al Duomo y Claustro de Monreale, Palermo
SegĂșn un antiguo proverbio siciliano, quien visita Palermo sin visitar Monreale lleva un burro y deja un asno.
La razĂłn: esta humilde ciudad en la ladera reclama uno de los mayores tesoros culturales de Sicilia, la Cattedrale di Monreale, declarada Patrimonio de la Humanidad.
Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura normanda en Europa, y sus interiores con incrustaciones de mosaicos son pura majestuosidad medieval.
Dejando a un lado las maravillas arquitectĂłnicas, la ciudad tambiĂ©n ofrece impresionantes vistas sobre Palermo, la Conca d’Oro (Valle Dorado) y el Mar Tirreno.
Juntos, hacen un viaje lateral a Monreale, a 7 km al suroeste del centro de Palermo, prĂĄcticamente no negociable.
Duomo o Catedral de Monreale
La Catedral de Monreale es uno de los lugares de culto arquitectonicamente hablando, mas fascianantes y hermosos de los que hay en la ciudad de Palermo. ubicado en las afueras de Palermo, Monreale (en siciliano Murriali) y sobre el denominado Mons Regalis que fue una finca de caza de los reyes normandos.
Bajo la sugerente excusa de que un sueño-visión en el cual encontraba un tesoro oculto por su padre, el rey normando Guillermo II llevo a cabo la construcción de una de las catedrales mås bellas de Europa, donde cada año, millones de turistas y peregrinos llegan a este lugar sagrado, con la excusa de ver uno de los ejemplos mås bonitos de arte bizantino italiano.
Realizado entre 1154 y 1189 por voluntad del rey normando Guillermo II de Altavilla el Duomo estĂĄ dedicado a la Virgen MarĂa.
Se dice, de hecho, que la Virgen se apareció en esos sueños a Guillermo II y le indicó el lugar donde estaba escondido el gran tesoro. Como agradecimiento el rey construyó un templo en su honor.
Ademås de las dos torres, la imponente fachada alberga también puertas de bronce de gran valor, una de las cuales data de 1185 y es obra de Bonanno Pisano.
El pórtico del lado izquierdo fue realizado entre 1547 y 1569 por Giovanni Domenico Gagini y Fazio Gagini; el altar mayor es obra de Luigi Valadier y el organo del siglo XX es obra de los Hermanos Ruffati de Padova.
Ademås de esto, el interior de la Iglesia esconde muchos otros numerosos tesoros, ocupando una superficie aproximada de 6.340 m2 de mosaicos dorados, su interior es una verdadera maravilla y el acceso a la misma es totalmente gratuito, a excepción del precioso claustro romånico del siglo XII, el ingreso al claustro tiene una tarifa y al cual se accede desde la parte externa de la Catedral y que cuenta con 228 columnas dobles exquisitamente ornamentadas de piedra tallada, muchas con incrustaciones de mosaicos que representan escenas de la historia normanda de Sicilia.
Por una pequeña cantidad, puede comprar un esquema de los mosaicos en el puesto en la entrada principal, que explica las escenas bĂblicas e histĂłricas representadas en el interior; Se recomienda tener esta guĂa, o investigar un poco antes de llegar, porque hay mucho interĂ©s en los mosaicos intrincados y extensos; algunos visitantes incluso se proponen traer binoculares para examinarlos adecuadamente.
A escasos metros de la Catedral existe una terraza desde la cual se pueden lograr las mejores vistas de Palermo y su bahĂa.
El acceso a Monreale es muy fåcil y cuenta con excelente señalización partiendo desde el centro de la ciudad de Palermo y cogiendo por el Corso Vitorio Emanuele.
UN POCO DE HISTORIA DEL ARTE DEL DUOMO DE MONREALE
Mustaâizz biâllah âEl que exalta a a Diosâ como gustaba autodenominarse el rey normando, tenĂa minada su autoridad ante la ostentaciĂłn de poder del arzobispo inglĂ©s de Walter of the Mill, que habĂa recabado apoyos entre la nobleza local.
Con objeto de combatir ese foco de poder, el rey Guillermo II financió las obras de la catedral de Monreale contentando al Papado de tal manera que el Papa condeció su bendición convirtiendo el templo en Catedral y al Abad en Arzobispo desafiando la autoridad de Walter.
La consecuciĂłn de una obra fue sumamente veloz ya que en diez años las obras fueron acabadas, constituyendo un misterio su financiaciĂłn. Sea como fuese la catedral de Monreale se convirtiĂł en el edificio normando mĂĄs importante de Europa, al tiempo que significĂł una simbiosis de la aplicaciĂłn de las corrientes artĂsticas ĂĄrabes y europeas conjuntando los mosaicos medievales mĂĄs grandiosos de toda la Edad Media.
La sublimidad de la obra no es apreciable desde el exterior aunque para las puertas de bronce (1186) se recurriera a Bonanno de Pisa, autor de la famosa torre homónima quién retrato en sus 46 paneles escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento.
Los mosaicos del interior de la catedral de Monreale necesitaron 2.200 Kg de oro y cubren casi 6.000 metros cuadrados de superficie.
No fueron finalizados hasta 1182 y participaron artistas griegos, bizantinos sicilianos y probablemente artistas venecianos enviados por el Papa para los mosaicos posteriores de la nave y los muros.
La temĂĄtica abarca la CreaciĂłn hasta la PasiĂłn de Cristo, siguiendo una cronologĂa lineal en el sentido de las agujas del reloj. El ĂĄbside lo preside un Pantocrator que corona la jerarquĂa de Virgen, ĂĄngeles y santos.
Los transeptos contienen los cuerpos de los Reyes Guillermo I y II al sur (derecho), y de Margarita, Roger y Enrique, la mujer e hijos de Guillermo I al norte (Transepto izquierdo).
Aparte de los tesoros que se encuentran contiguos a las tumbas, formando parte del Museo Diocesano, se hace imprescindible subir los 180 escalones que llevan al tejado y que nos permiten admirar los claustros desde lo alto ademås de ofrecernos una panoråmica de Palermo desde Monreale.
El Claustro de la Catedral de Monreale
El claustro de Monreale, a los que accederemos desde fuera de la catedral son parte del monasterio benedictino adosado a la catedral.
Los arcos porticados contienen 228 columnas ricamente decoradas capiteles romĂĄnicos del siglo XII obra de albañiles borgoñeses y provenzales, y con iconografias que combinan lo religioso, con lo pagano, los elementos clĂĄsicos y la mitologĂa popular.
Las terrazas del Duomo de Monreale
Una escalinata obtenida en la torre sur, donde en varios niveles se exhiben las vestimentas y la plata del rico tesoro de la Catedral, conduce a la pasarela que, en la parte superior, circunnavega casi en su totalidad la iglesia.
A travĂ©s de un pasaje exterior, que discurre a lo largo de la nave sur, se tiene una espectacular panorĂĄmica del conjunto monĂĄstico cuyo centro de vida comunitaria, ademĂĄs de la iglesia, era el claustro, un cuadrado de mĂĄs de cuarenta metros de lado derivado del peristilo de la domus romana, sĂmbolo del EdĂ©n, de MarĂa, de la Iglesia y del ParaĂso por el que el cristiano debe esforzarse.
EstĂĄ dividido en cuatro sectores, cada uno correspondiente a un jardĂn bĂblico: el EdĂ©n primordial de AdĂĄn y Eva; el del Cantar de los Cantares, prefigurativo de la Iglesia; la de la pasiĂłn de Cristo y la escatolĂłgica.
Todo ello basado en el simbolismo del nĂșmero doce, tiene un pequeño claustro en la esquina oriental, delimitado por tres arcos a cada lado, donde hay una gran pila, que funciona como fuente y pileta.
En la parte de la pasarela que discurre por el interior del espesor de los muros, varias ventanas de una lanceta se abren dentro del edificio permitiendo una vista espectacular desde arriba del espacio del santuario y los mosaicos.
Una vez en la cima tienes una vista panorĂĄmica de la cuenca que alberga Palermo, una vez llamada “dorada” y puedes entender la orientaciĂłn de la Iglesia que quiere capturar el amanecer y otros momentos de su recorrido, en relaciĂłn a la liturgia.
TambiĂ©n se comprende por quĂ© los ĂĄbsides estĂĄn adornados con tanta abundancia y riqueza como elementos inmediatamente visibles para quienes recorrieron el camino de Palermo para llegar a la abadĂa.
En la nave norte, un pasaje externo permite disfrutar desde arriba de la gran plaza que fue el claro frente al Palacio Real, ahora incorporado al Ayuntamiento y las fĂĄbricas detrĂĄs de Ă©l.
El descenso es desde la torre norte, que conserva los archivos.
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La entrada a la impresionante catedral es gratuita, pero hay pequeños cargos de admisión para el Tesoro, los Claustros y las Terrazas, que vale la pena explorar.